El hombre sometido a la tecnología
Como todo el mundo sabe, los instrumentos ultramodernos sustituyen hoy a los seres humanos. Es lo que Jacques Ellul ha llamado el "gran relevo" del hombre por la máquina.
El hombre ha sido reemplazado por la máquina - escribe Theodore Roszak - no porque la máquina pueda hacer "mejor" que él, sino más bien porque todas las cosas han sido reducidas a lo que la máquina es capaz de hacer.
De esta manera, la "compu", el "celu" y demás componentes electro-electrónicos de moda, acaban imponiendo e interponiéndose también en el área de las relaciones humanas. Es inútil ahondar en detalles referidos al uso de su "majestad" el celular, harto conocido.
El hombre ya no ve al otro como portador único e incanjeable de dignidad humana, sino como un medio utilitario que se desecha cuando deja de ser útil.
Es así como sin pudor se ha establecido una expresión brutal y descarnada como "material humano"
Este "material humano" hoy vale menos que este encantador y diabólico aparatito móvil, por el cual cientos de seres humanos han sido, son y serán acribillados a balazos o acuchillados inmisericordemente.
Es que el "celular" y la "notebook" dan aire de "prestigio" y "altura" a tantos grotescos imbéciles que pululan nuestra fauna nacional, reduciendo su humanismo a "material humano" al servicio del amo "tecnita".
Retomando el concepto de "desecho y material humano". Muchas personas pasan por ésta desgracia de no ser "productivos", desde los jubilados hasta los desempleados y, nada digamos de los disminuidos, eufemísticamente llamados "especiales".
Nuestra sociedad - sigue diciendo González-Carvajal - es una "sociedad del apartheid", que separa no tanto los negros de los blancos, como de los ancianos, enfermos y discapacitados, de los jóvenes y sanos. Es decir, somos una sociedad discriminativa.
Quizá alguien pudiera pensar que deseamos satanizar el progreso tecnológico. Nada más alejado de la verdad. Gracias a la ciencia y a su hija predilecta, la técnica, nos hemos liberado de la tiranía de nuestros débiles recursos del pasado no tan lejano.
Lo que anhelamos es el control de hombre sobre la técnica. Hace falta saber que la técnica es un medio y, como tal, puede ser puesto al servicio de fines buenos y malos. La técnica, insistimos, en sí misma no es mala; lo peligroso es la falta de educación para su uso racional y controlado.
No se debe olvidar que los descubrimientos científicos han sido de enormes beneficios para la humanidad: Lucha contra las enfermedades, y epidemias, descubrimiento de nuevos recursos alimentarios, intensificación de las comunicaciones, defensa contra los desastres naturales....
Al fin y al cabo, el látigo se usaba para conducir el ganado como para castigar a los esclavos. Alguien ha dicho que los antiguos tenían fines, pero no medios; mientras que hoy tenemos medios, pero no fines.
No olvidemos que también producen espantos sin precedentes como Hiroshima y Nagasaki, entre otros, cuando se mal usan estas herramientas.
Los que nos decimos cristianos debemos, gritar, protestar y apostar por la "humanización de la técnica", haciendo de ella canal para una mejor y sabrosa convivencia humana y por consiguiente, vehículo hacia la satisfacción plena del individuo.
No se trata de pelear contra fantasmas con una actitud pueril ingenua al pretender ignorar las bondades de la tecnología, antes bien, se trata de adoptar una actitud crítica y serena ante los peligros que el uso abusivo de estos elementos, que peligran nuestra integridad física, moral y espiritual.
¡Maldita sea la tecno-ciencia que destruye y, bienvenida sea, la que construye, sirve y eleva al hombre!
| Martes 24 Noviembre 2009 | 08:11Hs.
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