La ley del mbarete
Es la insultante y prepotente expresión que pareciera gritar jóvenes y no tan jóvenes, quienes en pandillas y al mando de sus ruidosas-molestosas motocicletas, - cuando no con automóviles - realizan imprudentes como peligrosas piruetas, tomando por asalto las avenidas de la ciudad, poniendo en riesgo sus vidas y la de transeúntes que nada tienen que ver con el desatino de estos inadaptados, especialmente los días domingos, en horas de la tarde.
Es intolerable la prepotencia con que la "chusma", en nombre de la libertad ataca despiadadamente el derecho de los demás. ¿Dónde están las autoridades, quienes, frente a cualquier micrófono o cámara, hablan de libertad y democracia, mientras, por omisión o inoperancia nos hunden cada vez más en la desgracia, al no aplicar la ley a infractores? ¿Cómo es posible que estos transgresores hagan lo que quieran sin ser mínimamente importunados?
Este ejemplo puede ilustrar: "Un motociclista, acompañado de otros, bebe cerveza en la calle. Alguien le señala la inconveniencia de alcoholizarse, habida cuenta que debe regresar a su casa. El aludido responde: "¡Yo hago con mi plata y con mi vida lo que quiero!" y enojado, sube a la moto y sale disparado. Pocas cuadras después, atropella una columna del alumbrado público, derribándola, lo que provoca accidente a terceros.
Al lugar del percance acuden efectivos de la Policía Nacional, unidad del Cuerpo de Bomberos, de la Fiscalía. Luego el herido - cuando no fallecido - es trasladado al hospital demandando atención de médicos y enfermeras. O irán a parar en alguna comisaría, hasta que algún manguruyú, despliegue "sus buenos oficios" a favor del energúmeno. ¿Cuánto cuesta al Estado, esto es, a nosotros, la irresponsabilidad de este "orangután con pantalones" ¿Por qué todos debemos pagar las consecuencias de la irresponsable actuar de un imbécil?
Hace falta que las autoridades cumplan su rol, pues nadie los ha obligado a ocupar los cargos que ostentan; han pedido votos y han prometido servir a la ciudadanía, y se lo hemos dado. Es necesario, por consiguiente, que no se desentiendan de sus obligaciones y apliquen ejemplares multas a los irresponsables, potenciales asesinos de gente inocente.
Una sugerencia a los señores Intendentes de aquí y de allá, quienes siempre están necesitados de recaudar: "Pongan los domingos por la tarde, agentes de tránsito en los puntos críticos donde concurren estos vándalos a quebrantar la paz pública, y al fin de cada jornada, se alzarán con una millonaria suma de dinero para las arcas municipales".
La misma filosofía podrá aplicarse a los que actúan, creyéndose "gerentes generales del universo", torturan a todos - hasta el amanecer - con ruidos molestos por polución sonora provocada por potentes equipos de sonido en rodados, como en casa. Para esta fauna importa un pito el sagrado derecho a descansar, de quienes trabajamos, así como el derecho que le es debido a la persona enferma o quien simplemente desea descansar en su hogar. El antídoto más seguro contra la chusma y sus pasiones desenfrenadas consiste en asegurar el cumplimiento de las disposiciones legales.
Si las autoridades cumplen mínimamente con sus promesas, la población agradecerá que se los libere de excesiva carroña como es el mbareté y el pokaré, elementos que tan profundamente los paraguayos hemos internalizado.
Me niego a aceptar que unos pocos bárbaros alcoholizados se erijan en dueños y señores de la vida de la gran mayoría de gente laboriosa y decente que habita nuestro país.
Me niego a que los badulaques prepotentes e ignorantes de esta sociedad enanizada y maximísera, nos sometan como rehenes de sus bárbaros instintos infrahumanos.
Me niego a permanecer callado ante tanta bestialidad, sólo por no caer antipático. En fin, me niego a aceptar como "algo normal" lo que está mal.
Pienso que la gente decente debe levantar su voz de protesta ante estos hechos, denunciar los actos punibles y ayudar al que desea redimirse. Es hora que ayunemos de la filosofía del "no te metas, para no complicarte la vida", el hacerse "del ñembotay" y del escandaloso puritanismo barato que alimenta estúpidamente el: "!así nomás luegos ko somos nosotros, mbaéiko ja japota!"
Una de las mayores tragedias que azota nuestro suelo guaraní, además del "dengue" y de otras lindezas, es la saludable existencia de ignorantes en demasía. Y ya sabemos que no hay peor plaga que "un burro con plata" en la sociedad. Usted me entiende ¿no?
Pulvericemos la "amable hipocresía social" que nos aprisiona, y enarbolemos la bandera del civismo y del bien común. Seamos ciudadanos y no "chusma", es decir, no nos contentemos con una simple democracia numérica-cuantitativa, sino, aspiremos además, a una democracia "cualitativa". Es compromiso cristiano de una Pascua permanente.
MIÉRCOLES|20|Mayo|2009
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