sábado, 11 de septiembre de 2010

Condición previa de la Educación: EL AMOR A LA VERDAD

Reflexión
 El dominio propio de la enseñanza es el dominio de la verdad, tanto la verdad especulativa como la verdad práctica - esto es, la Ética. Por eso el profesor debe respetar en el alumno la dignidad de su mente, su capacidad de comprensión y su preparación para pensar por sí mismo.

Respecto a la verdad, la inteligencia no es sino un instrumento, muy en especial cuando se trata de la educación moral. El educador debe llevar a cabo esta tarea de forma esencial. El principal deber de las esferas educativas de la escuela, no es tanto dar forma a la voluntad y directamente desarrollar virtudes morales, sino iluminar y fortalecer la razón.

Educar en la verdad constituye la misión de los educadores, es decir, enseñar a buscar y distinguir lo verdadero y lo falso. Cuando lo que se busca es la verdad, entonces también, necesariamente se busca el bien. La verdad y el bien se potencian entre sí. Fomentar la verdad, es un principio básico de la educación. Búsqueda de la verdad y búsqueda del bien son una misma búsqueda.

Cierto día la Belleza y la Fealdad decidieron bañarse. Después de un rato, salió del agua la Fealdad, se vistió con la ropa de la Belleza y se marchó. Luego la Belleza, al no encontrar su ropa, se puso los vestidos de la Fealdad. Desde entonces, muchos seres humanos las confunden. Pero hay personas perspicaces que se fijan mejor, contemplan las obras y el rostro de una y otra, y las reconocen, sin dejarse engañar por los ropajes de cada una

Debido a la importancia del tema, y con el sano propósito de llegar a la mayor cantidad posible de  personas que no pudieron asistir a las conferencias dictadas por el Dr. Texier, en ocasión de su visita a CDE, a principios de agosto de este año, me permito, con la debida licencia del autor, ir publicando éste, y otros temas. Sin duda alguna, será de máximo provecho, fundamentalmente para los señores profesores y, para quien lo desee.

“Conócete a ti mismo”. Esta frase socrática, ha sido repetida por veinte y cinco siglos de historia. Conoce lo más íntimo de tu ser. Conoce tus carencias, tus disposiciones, tus facultades. Conoce, en fin, tu vocación vital. Conoce tu propia interioridad, hasta aflorar a la superficie y sométela a la luz de tu propio entendimiento. Se dice una y otra vez: conoce lo que piensas, lo que quieres y lo que realizas. Sólo así, no sólo sabrás lo que quieres, sino también, querrás lo que sabes. Es ésta, una verdad sobre el Hombre.

¡Que Dios nos dé hambre y sed de la Verdad!

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