Reflexión
La "dignidad", es un término usado y abusado por miles de bocas, aquí y allá; antes y ahora y, posiblemente, también, después. Pero, ¿entienden claramente el concepto de dignidad y de dónde proviene tal privilegio?
El hombre no es ni un ángel caído ni un animal superlativamente evolucionado. Según el registro bíblico, la peculiaridad del ser humano no se debe a que Adán esté por encima de los animales irracionales, sino a que, está por debajo de Dios, y esto no es poca cosa.
Sin embargo, ¿Qué es lo que vemos hoy cuando la persona se pregunta por el sentido de su vida? - ¡si eventualmente se preguntara! - y vemos que fácilmente cae en dos extremos: Creerse el centro del universo o minusvalorarse.
La avenida que el hombre ha de recorrer para reconocer su "dignidad"- creo - consiste en aceptarse a sí mismo tal cual es, sin complejos ni depender de las consideraciones de otros.
No pocas veces los medios de comunicación nos informan que tal o cual persona ha fallecido luego de una cirugía de liposucción, para sacarse unos rollos de la panza de o algún otro sitio del cuerpo. Y se habla en estos días del famoso cantante Luís Miguel: está en grave estado luego de una operación para "arreglarse el cuerpo".
Todos los humanos tenemos valores y el mayor de ellos, es la dignidad, sin importar la figura corporal y menos la fama. No existe persona, en cuanto a dignidad, con mayor valor que otras.
¿Por qué me rechazo a mí mismo? Quizá porque no me acepto como soy y con el cuerpo que tengo. Entonces elijo falsear la realidad de mi persona implantándome silicona, estirando al máximo la piel para ganar batalla a las arrugas. Rindo culto a mi cuerpo y por eso lo someto a manipulaciones para "ser" o "aparentar" lo que no soy.
Naturalmente, lo hago para engañar a otros y, estúpidamente, para auto engañarme. Verdad es que debemos cuidar nuestro cuerpo y nuestra salud. Pero no es menos cierto, que por rendir culto al "esqueleto perfecto" tengamos que "tunearlo-metamorfosearlo" y no pocas veces, matarlo.
La autoestima, la autoconfianza y la dignidad no pasan por el afán del cultuar el cuerpo, sino en vivir contentos por el don de la vida y en estar disponibles para los otros. Quien disfruta de una imagen positiva de sí mismo, independiente de su figura física, es alegre, agradecido y servicial, tres caminos seguros que conducen al puerto de la felicidad.
La dignidad nos hace rápidos para vencer nuestras ansiedades, impaciencias, intolerancias, miedos, limitaciones físicas, etc., y evita que nos convirtamos en rehenes de nuestras escuálidas emociones.
Dignidad no nos otorga leyes, reglamentos, legislaciones; es una gracia que se nos viene dada por el hecho de haber sido creados a "imagen y semejanza" de Dios. Y esta realidad es la garantía más fuerte y significativa que está grabada en lo más íntimo de nuestro ser, desde el comienzo de nuestra existencia y para siempre.
La autoaceptación es la condición fundamental para una existencia humana plena y sana. Así expresa el intelectual Guardini esta idea: "En la raíz de todo está el hecho de aceptarme a mí mismo. Tengo que estar conforme con lo que soy; conforme con las cualidades que tengo; conforme con mantenerme en los límites que se han impuesto. Esta aceptación, hecha con sinceridad y valentía, constituye el fundamento de toda la existencia"
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