Reflexión
¿Será el miedo a ser diferente de los demás? Es el miedo a la libertad. Podría ser libre, pero el sujeto tiene miedo de ser alguien distinto del colectivo, es decir, dejar de ser mediocre. Es que ser libre comporta responsabilidad y esto, sin duda, es tarea difícil.
Dice "quiero" pero no se anima a querer por cuenta propia. Le cuesta sobresalir por aquello de que "sobresalir" - asomar la cabeza por sobre la media - pesa en la conducta de quien no quiere ser "uno más" del montón.
Ser diferente de los otros en la forma de pensar y actuar en pos del bien, supondrá exponerse a críticas, murmuraciones y hasta a calumnias, de propios y extraños.
Evitar el mal y hacer el bien es tarea de talla, por lo tanto, ser diferente en medio de un mar de inconductas y mala praxis que nos envuelve como el aire que respiramos, requiere de valentía. Y todos, alumnos, padres, maestros, autoridades, empleados, estamos llamados a rechazar "vivir por debajo de nuestra existencia".
El hombre actual, sin embargo, vive bajo la ilusión de saber lo que quiere, cuando en realidad, desea únicamente lo que se supone - socialmente - ha de desear.
Dice Fromm: "En el curso de la historia moderna, la autoridad de la Iglesia se vio reemplazada por la del Estado, la de éste por el imperativo de la conciencia, y en nuestra época, la última ha sido sustituida por la "opinión pública", en su carácter de instrumento del conformismo".
Vivimos náufragos en un mar de "doxas" (opiniones), diría Secundino Núñez. Expresamos el "yo creo que", "me parece que", "he oído decir", "opino que", es decir, muchos hacemos y decimos lo que dicta el imaginario colectivo. La verdad, por lo tanto, va siendo lentamente arrinconada, y la noche del "relativismo" va cayendo sobre nosotros.
Así surge el hombre sin identidad quien se ha liberado de las cadenas del pasado, de la tradición, de las reglas morales, pero se ha insertado hasta el cuello el grillete del automatismo, para hacer parte de esta moderna esclavitud, con ingenua sonrisa.
He preguntado en clase, muy delicada y respetuosamente a un alumno el motivo de su peinado, tipo "casco romano" y sin titubeos alegremente respondió: "¡Es que es la moda Profe!", y conforme con el argumento una compañera agregó: < !Cierto!...es la moda. ¡Saé loo!> Hay que decir que los mencionados alumnos son de nivel terciario.
Así las cosas, un gran segmento de la población actúa bajo la batuta de las leyes anónimas del vestir, del sexuar, del comer, de las terapias del cuerpo, en fin, de repetir ideas envasadas que se adquieren en la sociedad conformada por zombies.
Pensar es el acto más sublime de la inteligencia, dice aquel refrán, pero pensar parece ser una tarea titánica en nuestro tiempo.
Qué saludable será reflexionar sobre nuestro yo profundo, cuestionarnos el por qué de nuestra existencia, descubrir y valorar las grandes potencialidades que hay en cada ser humano, entre ellas: la de Ser libre y obrar con libertad responsable.
Que lo que pensamos, decimos y hacemos, lo hagamos por cuenta propia. Que la moda y otros "cantos de sirena" no sean los conductores de nuestra vida, esto es, no seamos marionetas.
Recordemos a San Bernardo quien había dicho: "Muchos han preferido ser infelices en su soberanía que felices en la misión a Dios"
Así las cosas, que Dios sea la brújula que guíe nuestro camino. Retomar el control de nuestra existencia, de las manos del autodominio, nos asegurará una vida de sabrosa libertad. Sólo así podemos vivir sin miedo a la libertad responsable.
Es el deseo para un nuevo Paraguay.
Viernes 19 Febrero 2010 | 11:02Hs.
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