En un importante momento - el primer día del mes de julio - en que un gran hombre cumple noventa años, me siento muy honrado al hacer referencia al libro "Sociedad y Política" y a su autor, el queridísimo maestro, director espiritual y amigo, Dr. Secundino Núñez.
Hace falta recalcar que con elevado humanismo y projimidad, durante muchos años, el maestro ha tenido suficiente paciencia para introducir en mi dura cabeza conceptos como política, sociedad, humanismo, ética, entre otros.
No puedo ni quiero olvidar sus clases de filosofía y antropología desarrolladas hasta hoy, con cultivada estatura intelectual, cercanía y amistad. Quienes lo conocen, seguro estoy, compartirán esta certeza.
Así las cosas, rescato de su libro y de sus enseñanzas, lo que sigue: El desafío de ser "hombre cristiano".
Dice Secundino Núñez:"nuestro numeroso laicado católico no ha generado para nada una viva conciencia de la responsabilidad política" y agrega: Nuestra vocación extraeclesial de laicos está maniatada e inoperante". "No sabemos y no queremos el compromiso político"
Pero el maestro no se detiene simplemente a diagnosticar el mal. Propone estimulantes desafíos para despertarnos de nuestra beata somnolencia:
1º desafío. Que nos demos enteramente al servicio y promoción de los valores temporales, como son la economía, la política, las artes, las ciencias y la técnica. Es decir, en todos los aspectos y momentos de nuestra vida. Y por consiguiente, que la purifiquemos de toda corrupción, a la que la malicia de los hombres hemos sometido.
2º desafío. Que sepamos con toda profundidad y fuerza que la eficacia de nuestra acción, viene de la interioridad de vida, de la oración permanente, del sacrificio abnegado y del silencio de nuestra humildad. No viene de la fuerza bruta "mbareté", ni de los títulos, ni de las artes o argucias de la astucia humana, esto es, de las conciencias averiadas.
3º desafío. Comprendamos muy bien que nuestra conducta y acción deben imitar a la acción providente de Dios Padre, que hace salir su sol, sobre justos y pecadores y hace caer su lluvia sobre buenos y sobre malos. Es tiempo para que el cristiano, mire y vea al otro, por encima de la billetera, de su corbata, de su status social, de su principesca casa y de sus efímeras satisfacciones que producen el aplauso fácil, muchas veces inmerecidos, pero obligados.
Por último, hay un bravo y difícil desafío, que día y noche nos llama al cuidado y buen juicio, y es la codicia del dinero. No el dinero; sino la codicia del dinero, que hoy se ha desatado sobre el mundo con una angurria impresionante.
Es una verdadera pena que muchos "inteligentes", participen "en la loca carrera del quien tiene más y en el menor tiempo posible, y demasiadas veces, no interesando los medios". Es que, el dinero queda en el bolsillo; la codicia destruye y mata al hombre, lo hemos oído decir, muchas veces.
Así las cosas, hago oportuna esta ocasión para agradecer la paciencia de mis distinguidos lectores, quienes me ayudan y enseñan con sus opiniones y críticas al tiempo que le renuevo al maestro S. Núñez, mi aprecio y gratitud por portarme, comportarme y soportarme con cariño, y brindarme muchas horas de enseñanza, y nunca deportarme, a pesar de mis debilidades y humanas limitaciones.
Felicidades amigo!
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