jueves, 7 de noviembre de 2013

PECADO PERSONAL Y SOCIAL


 (Obras de la Carne: Gal. 5,19-22)

El pecado personal y el pecado social que están íntimamente ligados porque existe una mutua influencia. El pecado social no es la suma de los pecados personales. Por una parte, el pecado social, es la expresión de los pecados personales en cuanto las estructuras injustas y deshumanizantes.

Y por otra, el pecado social alimenta el pecado personal, ya que fomenta un ambiente de antivalores (por ejemplo, la degeneración de la sexualidad en los medios de comunicación dañan directamente a las personas y la existencia de leyes injustas producen un recurso a la violencia, etc). De modo que el pecado social es a la vez, causa y efecto del pecado personal. (CIC)

Un pecado personal tiene consecuencias sociales. No existe pecado alguno, aun el más íntimo y secreto, el más estrictamente individual, que afecte sólo y exclusivamente a aquel que lo comete. Todo pecado repercute, con mayor o menor intensidad, con mayor o menor daño en toda la familia humana, y por ende, en toda la sociedad.

El pecado se “socializa” en virtud de la práctica de hábitos incorrectos y demás errores socialmente aceptados e institucionalizados. Luego y por fuerza de la costumbre, al mal se lo ve como “no tan malo”. Ej. La coima y el adulterio, para no pocos terrícolas, son hechos desvergonzadamente festejados.

Así el mal que sale del marco individual toma fuerza y carrera en la sociedad, se instala en ella sin que sea mínimamente importunada. «Una fe que no se hace cultura es una fe no plenamente acogida, no totalmente pensada, no fielmente vivida». (J.P II 03/11/82)

Es absolutamente necesario y urgente, redimirse de  los malvados actos cometidos por causa de nuestra naturaleza caída, recordando que arrepentimiento no es simplemente remordimiento, sino el proceso que se inicia con reconocer humildemente nuestras debilidades humanas, solicitar el perdón de Dios y seguir adelante.

Cabe tener en cuenta la frase de San José María Escrivá de Balaguer: “Ahogar el mal en abundancia de bien”, es tarea de todo cristiano, que se precie de tal.

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