miércoles, 20 de noviembre de 2013

ZAQUEO Y LOS POLÍTICOS


QUE ROBAN SUEÑOS Y ESPERANZAS....
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San Lucas nos relata el encuentro de Jesús con Zaqueo, que era jefe de los publicanos. A Zaqueo las riquezas le había alejado de Dios, porque tenía puesta su fe en las riquezas, su esperanza y su amor en su fortuna.

Pero cuando Jesús entra en su vida, se realiza una inversión de valores. Salir de las garras y presión de las cosas materiales, supone caminar decididamente por el camino del profundo deseo de cambiar.

Es necesario, dirá Mounier, una revolución personal, que ocurre en el instante de tomar conciencia del caos establecido, en el cual hemos hipotecado neciamente nuestra existencia. Esto ocurrió con Zaqueo.

Esta revolución personal, hizo que Zaqueo apuntara el cañón hacia sus propios pecados. Por ello, decide dar la mitad de sus bienes a los pobres y además, reparar los fraudes y robos cometidos en perjuicio de los demás.

Cada vez que un político empotrado en alguna institución del Estado roba el dinero que todos aportamos, nos roban además de los sueños, la esperanza, la salud, la educación, el alimento y la dignidad, al decir de Mabel Rehnfeldt.

Si la mayoría de nuestras autoridades-pretores se declaran cristianos, abrigo la esperanza que algún día – ojalá pronto – se contagien con el positivo y bienaventurado "síndrome" de Zaqueo.

En tal caso, devolverán la mitad de sus bienes - mal habidos - a los miserables y hambrientos de nuestro país y, cuatro veces más, a los perjudicados por los robos cometidos.

Así recuperaremos la esperanza, la posibilidad de que no mueran más compatriotas, por enfermedades prevenibles. Habrá dinero para salvar a miles de mamás que a diario mueren, porque no tuvieron una consulta prenatal, una pastilla contra el “cebo- í” o una terapia intensiva para el pobre infeliz, que muere por no disponer de un solo guaraní.

Será una decisión inteligente por parte de estos “hijos pródigos” del país. De lo contrario, seguirán soportando el desprecio de todos. Y esta repulsa se extenderá a sus hijos, quienes pagarán los platos rotos.

La gente los insulta con palabrotas de grueso calibre. Las críticas agrias se multiplican. Las expulsiones de lugares públicos serán una constante. ¿Qué placer diabólico puede experimentar un terrícola, por muy diputado, senador o cualquier otro cargo que ostente, al saberse despreciado, por la mayoría?

El mejor camino, el camino del lucro real, es vivir una vida esclarecida por la ética. Detrás de Zaqueo estamos muchos para seguir su ejemplo. Y más vale que lo hagamos ahora. Más tarde… puede ser… demasiado tarde.

Que el Señor de la Misericordia infinita, sea recibido por el Congreso y por todas las instituciones del país. Que cada representante del pueblo - hace poco nomás se arrodillaron- imiten ahora, y ya, a Zaqueo. ¡El país entero agradecerá que ya no lo saqueen!

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