martes, 26 de noviembre de 2013

TECNICA, PROFESIÓN Y ÉTICA (II)



 ¿Qué calificación tenemos?

Siguiendo con las enseñanzas, el Jesuita Augusto Hortal Alonso agrega: El profesional pasa a estar instrumentalizado por la empresa o el organismo en el que trabaja o, por el cliente para el que lo hace.

Se espera que el abogado aplique sus conocimientos y habilidades en hacer que a su cliente o empresa le den la razón en los tribunales, aunque no la tenga. (p.63).

Se espera que el médico ponga su pericia no solo para curar enfermedades, sino también para interrumpir un embarazo no deseado, hacer una operación de cirugía estética o acortar la vida que se hace insoportable al que lo vive…., o a los que lo rodean.

La técnica entra en escena de las profesiones para potenciarlas y facilitar su ejercicio, pero con frecuencia termina suponiendo una amenaza para la ética profesional.

La veneración por los logros tecnológicos y el temor reverencial hacia sus arcanos, nos lleva a creer que para todo problema humano, hay una solución técnica y un grupo de expertos capaces de proporcionarla. Pero no hay que esperar soluciones exclusivamente técnicas, para los problemas éticos.

De los profesionales se espera, según Parsons, que en el ejercicio de su respectiva profesión no sean guiados por el ánimo del lucro, sino por cierto altruismo, por orientación al servicio de la colectividad.

La realidad, sin embargo, va por otro camino. Hay una mercantilización de la sociedad y una mercantilización de las profesiones.

Las instituciones y las empresas no tienen empacho en anunciar las bondades de determinados productos farmacéuticos; los servicios jurídicos para encontrar fórmula de no pagar multas de tráfico; anunciar y ofrecer dietas y curas de adelgazamiento, remedios para la calvicie, y aun, poder moldear la propia figura con la cirugía estética, según el propio gusto.

Todo ello avalado por el prestigio profesional. Pero lo que es, no es nunca el último criterio de lo que debe ser. (p. 69)

 Un verdadero profesional es una persona consagrada a su profesión y a quienes necesitan sus servicios. A ellos sacrifica su interés económico, su descanso, su familia, incluso su salud. Los privilegios de que goza no son sino elementos necesarios para mejor poder ejercer su profesión en beneficio de los clientes y usuarios. P. 47)

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