¿Funcionarán… en este “nuevo rumbo”?
La terrible dicotomía que padecen muchos
funcionarios públicos, separando la fe de la ética, es grave motivo para este largo
y antiguo lamento: Las instituciones no funcionan.
Mucha literatura, ensayos y propuestas ha corrido sobre el tema; poco resultado
se ha obtenido. Luego, el problema está en el funcionario con conciencia averiada.
Esta incontenible catarata de groseros escándalos
que salen a luz, hace que en el extranjero seamos mirados con desprecio, evidencia
indisimulada discriminación que sufrimos, al exhibir, por ejemplo, nuestro pasaporte
en ventanilla de cualquier aeropuerto.
¿Cómo es posible que no se pueda mejorar
estos vicios de larga data? Algunos ejemplos:
1. Las autoridades no detienen la
destrucción acelerada de nuestros bosques y riquezas naturales. Nada se hace
con seriedad para castigar a los responsables de la deforestación, el rollotráfico,
la contaminación de ríos, arroyos y lagos, el represamiento por particulares de
los cursos hídricos. El lago Ypacaraí – nuestra postal – hoy simplemente una cloaca.
Los violadores se burlan de las leyes. ¡Una vergüenza!
2. Cinco años de permanencia irregular del “defensor” del
Pueblo, Manuel Páez Monges, quien entre otros cuestionamientos cuenta con una
denuncia de corrupción en su contra, que está siendo investigada por la fiscala
Liliana Alcaráz. Sin embargo, la causa aún no ha tenido grandes avances, y todo
parecería apuntar a que la selección de un reemplazante para Páez se dilataría
nuevamente hasta 2014. (ABC 10.11.13 p.6)
3. Productos de
contrabando invaden el mercado local. La Aduana está superada en
su capacidad de control –por ineficiencia o corrupción– y no se tienen otras
respuestas efectivas por parte del Gobierno. Esta situación genera, además de
las dificultades económicas por la evasión y otras, un problema social: el
creciente número de personas dependientes laboralmente de esta actividad
ilegal.
4. Las grescas que a diario se producen
dentro y fuera de los colegios en estos días de exámenes finales pueden
desembocar en algún momento en una tragedia, de no mediar acciones urgentes que
deben partir de la autoridad central. Muchos califican de intrascendente el
reciente acuerdo “de no agresión” firmado apuradamente por autoridades, padres
y alumnos de los colegios Pdte. Franco y Nacional de la Capital. Los que
incurren en actos vandálicos deben ser sancionados ejemplarmente, antes de que
sea tarde. (ABC 10.11.13).
Agréguele otras tantísimas instituciones
que no funcionan. ¿Qué hacer? ¿Cómo hacer? ¿Quién podrá hacerlo?. La impotencia
nos abruma, pero la esperanza nos empuja a no claudicar, a luchar y a creer que
si queremos… ¡podemos!.... porque como el registro Bíblico, señala: donde abunda
el pecado.. sobreabunda la Gracia. Mientras
tanto, hagamos cada uno nuestra parte…
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