jueves, 9 de septiembre de 2010

¡NUESTRO DESARROLLO MORAL EN PAÑALES!



¡Gran Dilema!

La ciencia y la tecnología han avanzado tan vertiginosamente que pareciera ya no tener freno en su desarrollo. Hace rato los científicos de la Universidad Politécnica del Estado de Virginia -EEUU- han creado cerdos transgénicos para producir proteína C, que puede convertirse en el elemento fundamental para la prevención de apoplejías.
Se conoce además, de cientos de programas de ayuda que los adelantos científicos-tecnológicos ponen al servicio de la humanidad. La ingeniería genética ha dado pasos agigantados y la biomedicina está de fiesta. ¡Bendita sea la ciencia!
Así las cosas, no es descabellado pensar que dentro de algunos años alguien podría pensar en un viaje de fin de semana a la luna, donde se está sembrando atmósfera artificial como base para la terricolonización.
Abundarán entonces, avisos publicitarios para la adquisición de "hermosos e inmejorables lotes lunares" ¿Alguien puede predecir lo que ocurrirá en el futuro a este ritmo en el que al parecer el planeta tierra ha enloquecido en su ultra rápida carrera por renovar todo?
Una palabra define el ritmo de nuestro tiempo, dice el apreciado Díaz: Obsolescencia. "Vivimos caducados antes de que se haya cumplido nuestro plazo; entramos en el desempleo antes de haber ocupado el empleo. El mundo nos sobrepasa, nos jubila"
En nuestro mundo actual ya no hay lugar para el presente. Todo es futuro. La máquina productora ha producido y progresado tanto que aplasta a su propio productor. Agréguele usted. Amable lector, lo mucho que me falta decir con relación a este tema.
Sin embargo, el nivel del desarrollo moral de la humanidad no va parejo con el tecnológico. Fácil es hacer ciencia y tecnología. Lo difícil es ser bueno, honrado y coherente. Mientras la ciencia avanza, la ética está en retroceso.
La moral es una asignatura pendiente año tras año.
Mientras que dos más dos siempre es cuatro, en el terreno de la ética, lo que a unos le parece bueno, a otros, doblemente bueno, en cambio a otros, nada bueno.
Menesterosos de identidades éticas, gran cantidad de compatriotas, padres, profesionales universitarios, docentes, alumnos, etc, opinan que en materia de valores todo es relativo, nada es verdad ni mentira, todo depende según el color del cristal con que se mira.
Así cabe señalar que el hombre posmoderno es un animal enfermo, etimológicamente hablando (in- firmis, no firme): camina con un pie más corto que el otro. Ha hipertrofiado su brazo de acero tecnita a costa de lo más bello que tiene el humano. Su espíritu, su interior, su alma.
La gran pregunta que no puedo responder es: ¿Para qué sirven tantas escuelas y universidades aquí y allá si no solucionan el grave problema de la educación integral y conciencia del hombre? ¿No nos puede ayudar la escuela a ser más persona, más gente, más decente, sin dejar por ello de ser más tecnológicos?
Ojalá podamos rectificar y acompasar tanto el avance tecnológico como ético y que las escuelas, colegios y universidades ayuden a este propósito, pues, ¿para qué sirven estas instituciones si no es para ser más buenos, con conciencia resta sin dejar por ello de ser tecnitas? ¡Maestros y profesores, también, tenemos algo para mejorar!

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