jueves, 9 de septiembre de 2010

¡SALUDABLE HIPOCRESÍA, EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA!

Paternidad de Lugo


Como a la mayoría, la noticia (Fernando Lugo y su hijo y ¿otros..?) impactó mi pobre como débil ser. El frío como la espesa tiniebla, envolvieron arrolladoramente mi escuálido y desnutrido espíritu cristiano, debido a comentarios despiadados, críticas y sentencias vertidas por muchos cristianos pecadores de mi país, a otro pecador.



Concuerdo con el Prof. Secundino Núñez al decir que la conducta moral ha sufrido ataque y por lo tanto, se encuentra herida por una culpa. La fe del creyente cristiano, empero, no está afectada.
El "caso" Lugo es gravísimo problema que golpea la moral del cristiano, tanto como supongo, habrá sido para los Apóstoles, la cobarde negación de Pedro a Jesús, su amigo y Maestro, ante un malicioso requerimiento de la portera del palacio de Anás y Kaifás.
¡Y sin embargo, el cobarde y traidor Pedro, fue elegido por el Maestro para gobernar su Iglesia! ¿Se equivocó Jesús al confiar su Iglesia a un traidor? ¿Cómo se entiende esto?
El pecado de Lugo es una falta de conciencia y tendrá que vérselas únicamente con Jesucristo. La responsabilidad para con su hijo y la madre de éste, así como su mala gestión gubernamental, si fuere el caso, es una cuestión que debe ser requerida y ventilada por la justicia terrena.
Todos, absolutamente todos, sufrimos los insultos y ataques de los deseos inmoderados de los bienes terrenos y de los placeres sensuales (concupiscencia carnal) y todos somos víctimas del calor y de la quemadura de su fuego por causa de nuestra naturaleza caída.
Y resulta triste y lamentable, para el pecador y para el cuerpo de la Iglesia, la carroña humana. Pero también, sabemos que somos redimibles y rescatables si reconocemos penitentes y humildes nuestras culpas, habida cuenta que el Señor Jesús, por su Misericordia infinita, ha lavado nuestras fallas con su inocente sangre.
"Una sola gota de su preciosísima sangre tiene poder para lavar todos los crímenes del mundo" S. Tomás de Aquino.
Así las cosas, cabe preguntar: El adulterio cometido por los cristianos "impolutos" que rompe una y más familias, ¿no es peor que el pecado de la paternidad de Lugo? El asesinato practicado con la hipócrita versión de "aborto terapéutico", ¿no es horrendo crimen, peor que la paternidad de Lugo?
El secuestro, robos, asesinatos... ¿no son terriblemente más graves que la paternidad de Lugo? ¿Dónde están los inmaculados y honestísimos ante estos hechos? Pero estos mismos fariseos y Pilatos posmodernos, han abierto sus fauces como hipopótamos, para condenar la conducta moral de Lugo, en rigor, de menor culpa, que los crímenes citados precedentemente. El pecado de cualquier miembro del cuerpo de Cristo afecta la moral de la Iglesia.
¿Por qué, los cristianos, antes de condenar no meditamos en las palabras de Cristo quien dijo que de la misma manera que juzgamos y condenamos, seremos juzgados y condenados? ¿Por qué en vez de salir a buscar al pecador con garrotes y dientes apretados por el odio mal contenido, no hacemos como Jesús, quien ha dejado a las 99 en el redil y salió con amor en busca de la oveja perdida, y cuando la encontró, la levantó sobre sus hombros y la regresó junto a las demás?
Señor, ayúdame a doblar rodillas para pedirte por el hermano que cae en desgracia y que causa dolor, desencanto, escándalo y frustración, así como te pido perdón por mis muchas y grandes culpas, conocidas o celosamente guardadas. Satán, en hebreo significa acusador; no seamos acusadores, o sea, satánicos
Y, a pesar del escándalo, la Iglesia Católica sigue siendo la más creíble entre las instituciones de nuestro país, porque la conducta inmoral de uno de sus miembros, no tiene la última palabra.
¡Señor, redímenos de esta saludable Hipocresía, pan nuestro de cada día! Amén.
Jueves|30|ABRIL|2009

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