El Valor del "desierto..."
Cuaresma es un tiempo de preparación, ayuno y desistimiento del "yo" a ultranza. Comienza con el miércoles de ceniza y culmina cuarenta días después. ¡Y es para nosotros los cristianos!
Pensando, y pasando a las tentaciones de Jesús, nos damos cuenta que estamos ante un misterio rico en significados, pues las tentaciones de Jesús en el desierto, al inicio de su ministerio, es un hecho realmente acaecido.
NO una historia ficticia. Hace referencia a una experiencia que vivió Jesús, usando un leguaje figurado capaz de impresionar al que le escuchaba.
Y nosotros, ciudadanos de este mundo, ¡cuántas tentaciones debemos soportar todo el día y todos los días! ¿Y en cuántas hemos sucumbido?
De ahí la importancia y el valor de ingresar a nuestro "desierto" personal, realizar una auditoría moral de nuestros propios valores personales, familiares y profesionales.
Qué gratificante sería bucear dentro de nuestro "yo" profundo, limpiar nuestra casa interior y volver a nuestro cotidiano hacer, ya renovados, frescos y limpios.
Por ejemplo, podría renovar mi cariño hacia mi cónyuge, a mis hijos, hacia mi trabajo, en fin, hacia toda rutina que atenta mi vivir sabroso. Pedir perdón será el acto más elevado de este propósito.
Pienso que es un negocio de peso, ya que se trata de nuestra salvación. Cristo fue enviado por amor a los hombres, a nosotros, con un amor que supera con creces las exigencias de la justicia y de los pobres méritos que podemos presentar.
Que la Cuaresma realmente sirva para mejorar nuestra vida, pues mejorando nuestra vida privada, esta mejoría se ensancha en las demás áreas de nuestra existencia. Aquel viejo adagio nos recuerda: "Quien no tiene cuaresma, no tiene pascua"
Domingo 28 Febrero 2010 | 14:02Hs.
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