miércoles, 8 de septiembre de 2010

MATRIMONIO GAY

¿Cuestión semántica?

Mucha tinta ha corrido ya con esta cuestión del "matrimonio homosexual". Sale al tapete con fuerza e insistencia frases como derechos humanos, libertad, discriminación, progreso, igualdad, entre otras. ¿Qué porcentaje de quienes expresan esos términos comprenden correctamente su significado? Términos como libertad, inteligencia, verdad y otras no tienen valor absoluto. Es decir, de ¿qué me sirve tener libertad o inteligencia si no es "Para" proyectarla al bien común?
En el caso que nos ocupa, una minoría se "dice" discriminada y atacada en sus derechos humanos, por no ser reconocida sus tendencias y deseos contra la naturaleza. El matrimonio sólo puede de darse entre hombre y mujer. No existe otro modo de matrimonio, mal que les pese a los embusteramente autodenominados "progresistas".
Una cosa es hacer uso y abuso de mi libertad y otra muy distinta e irracional es, que mis ideas y tendencias las pretenda imponer a la sociedad, auto-victimizándome aquí y allá y utilizando a medios de comunicación y a comunicadores para lograr el objetivo.
"Es como si, con un grupo de individuos que pensamos igual, en aras de nuestra libertad y averiadas tendencias, pretendamos inaugurar una nueva forma de hacer "pipí". Instalo en el baño de mi casa un inodoro colgado del techo para ensayar una "meada parabólica" Y esta absurda idea se nos ocurre imponer en la sociedad. Lógicamente, ninguna persona con sentido común, lo aceptará. En consecuencia, seríamos hipócritas al sentirnos "discriminados y minusvalorados en nuestra condición humana", porque la sociedad rechaza una irracional idea.
Pero farsantes al fin, gritan desaforadamente intentando hacer creer que son discriminados. Hacen todo tipo de escándalos para llamar la atención y lograr sumar adherentes a su "talibanesca-fanática-fantástica" idea.
Así las cosas, Hipólito podrá casarse con Peter y, Mabel podrá unirse en matrimonio con Juana. Luego del "enlace" ya pueden adoptar hijos y serán una familia "requete-feliz". Estimado lector, pregunto si cree usted en su interioridad, que lo planteado es racional. Definitivamente el matrimonio celebrado por un hombre y una mujer NO es igual a la unión entre individuos del mismo sexo. Este axioma no admite discusión.
Podrán legislarse mil leyes, podrá llamarse gato al loro, podrá decir que Paraguay está situado en África, pero ello no cambia lo que es, la naturaleza y esencia misma del ser. El hombre y la mujer tienen funciones diferentes, guste o disguste. Es mejor que estos individuos con tendencias viciosas, utilicen otros términos como "unión", "acuerdo", "sociedad", nunca Matrimonio, pues matrimonio es llamado sólo y exclusivamente a aquella relación hombre-mujer. Lo que es, ES y lo que no es, no ES.
No obstante debo agregar, que no debemos juzgar las intenciones de personas con tendencias contrarias a la naturaleza; debemos, sí, mirarlas con bondad e intentar ayudarlas en todo lo que nuestra capacidad, ciencia y conciencia nos permita, pues las personas somos todas iguales en dignidad, por ser creación de Dios. Amémonos las personas, pero rechacemos nuestros pecados.
Que cada quien, en uso o abuso de su libertad, viva como quiera y con quien quiera, y que se contente con su libre elección, pero abandone la terquedad de invertir y subvertir el orden legal y moralmente constituido. Perdonen mis lectores si la convicción con que escribo estos artículos no concuerda con sus pensamientos, pero así lo exige la familia sanamente constituida, nuestra patria, nuestro Dios y mi conciencia.

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