miércoles, 8 de septiembre de 2010

LA HORA PARAGUAYA

Hija predilecta de la arrogancia


La situación del planeta no es absolutamente desastrosa, sino inquietante. La violenta agresión del "homo sapiens" contra la naturaleza por la polución, del agua, del aire, de la vegetación en todos los sentidos y direcciones, la mundialización de la violencia del hombre contra el hombre, la manipulación biológica, la total anarquía en la cual estamos sumidos, etc, es lo cotidiano.
De entre los problemas citados, hay cosas que no podemos resolverlos individualmente y a corto plazo; sin embargo, hay otras que, SÍ podemos, y son de aplicación inmediata.... si queremos: Pulverizar la demoníaca HORA PARAGUAYA, por ejemplo.
Es que la famosa "hora paraguaya" es siniestramente utilizada para prostituirla con el noble término de "tolerancia"; "templanza"; "magnanimidad"; etc. Y quienes pretenden justificar su siempre llegada tardía a donde quiera que vayan - salvando las excepcionales causas - no son sino prepotentes que actúan con total desprecio de los valores de respeto y dignidad.
A estos orangutanes con pantalones nada les importa incumplir un horario convenido para tal o cual actividad y luego aparecer una hora después, muchas veces sin ninguna explicación, aunque más no fuera para demostrar algún ápice de pudor.
Pienso que este tipo de conducta es aplicable a aquellos antiguos pretores romanos que se creían "gerentes generales del universo", dueños de vida y hacienda de los que para ellos, sólo eran plebeyos.
Hoy esta práctica goza de muy buena salud en todos los ámbitos de nuestra enanizada sociedad. Se llega tarde a la reunión, a la cita, al colegio, a la Iglesia, es decir, a cualquier lugar como si fuera lo mismo, ir al supermercado o una feria de comidas.
Así las cosas, en el sagrado sitio de la educación, se habla de valores, de respeto y puntualidad, pero una actividad académica es retrasada, castigando a los puntuales, porque la Directora o el Director "todavía "ndajé" no llegó".
Las personas que así proceden no son sino, vacas sagradas y santones de la educación, que atentan contra ésta, pues hacen exactamente lo que no deben. En boca de esta fauna, se pudre un cadáver, pues diciendo mucho, hacen poco, aunque luego tengan la desfachatez de hablar de ética..
¿No saben acaso que educación es sinónimo de mutación de conducta? ....Y nada digamos de otras autoridades de nuestra fauna que hacen esperar a todo el mundo porque, sufren la terrible patología de "síndrome de la tardanza". ¿Por qué no se puede cumplir con la hora establecida? ¿Cómo podemos liberarnos de otros vicios mayores si con algo tan simple como la puntualidad no podemos?
La puntualidad favorece las relaciones humanas y el respeto, pues valora el tiempo de los otros. Con ser puntuales, ya comenzamos a cambiar algo y así, quizá podamos intentar cambiar al "otro" y al mundo.
Quizá sea oportuno, entonces, recordar aquella regla de oro que dice: "No hagas a otros lo que no quieres que hagan contigo". Hasta la semana que viene... puntualmente.

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