sábado, 2 de noviembre de 2013

FELICIDAD, RIQUEZA, ÉXITO Y HONORES


                     ¡Vive la vida… aquí y ahora!

 Nuestra condición humana, y por lo tanto racional, supone escuchar al mismo tiempo dos “canciones”, una agradable y otra que no lo es: la del placer y la del deber. Es que el placer está íntimamente ligado a nuestra naturaleza, además, recrearse y entretenerse es necesario y conveniente. No existen personas que rechacen los placeres, porque el placer es parte componente de la felicidad.

Se define el placer como estado afectivo agradable, unido a la satisfacción, a un deseo o a una actividad: jugar al fútbol, ir al cine, cabalgar, conducir una motocicleta, ir de pesca, bailar, etc. Y como la actividad del ser vivo es constante, dice J. Ayllón en “Desfile de Modelos”, p. 38,  el placer también tiende a serlo. Y desvirtuada esta palabra, el “mandamiento” actual es:

“Si querés vivir bien, dejá que tus deseos alcancen la mayor intensidad y no los reprimas;  poné  todo el empeño en satisfacerlos y saciarlos, total, la vida se vive una sola vez; además es muy corta, por lo tanto debés aprovecharla  al máximo”. Por consiguiente, para muchos, el libertinaje y la impunidad constituyen la “felicidad”.

Escribe Lipovetsky, “En las democracias avanzadas, la erosión del deber absoluto continúa irresistiblemente su carrera en beneficio de los valores individualistas. Hemos edificado una  nueva civilización que ya no se dedica a vencer el deseo, sino a exacerbarlo y desculpabilizarlo: los goces del presente, el templo del yo, del cuerpo, de la comodidad se han convertido en la nueva Jerusalén de los tiempos posmoralistas”.

Y Allan Bloom, profesor de Filosofía, en lo que a gusto musical se refiere, agrega:“Desde Platón hasta Nietzsche, la música se concibe como un intento por dar forma y belleza a las fuerzas oscuras y caóticas del alma; por hacerlas servir a una finalidad superior, a un ideal”  

Pero a diferencia de la música de Bach y de Beethoven, (salvo excepciones) el rock, la cachaca, rap y el reguetón, apelan solamente al deseo sexual rudimentario y sin cultivar. Los jóvenes y niños saben que éstos tienen el ritmo de la cópula sexual. Es una especie de pseudoarte, una industria que cultiva la afición al estado orgiástico de sensaciones asociadas con el sexo, droga y alcohol.

¿Es esto felicidad y éxito?. ¿Hay talento para escribir decentes y agradables letras músicas hoy?. ¿Por qué las letras de las canciones celebran uniones y atracciones (perreo) de diversos tipos y los fortalecen  ridiculizando las buenas y decentes costumbres del ayer.
Al parecer, la mediocridad ha ganado muchas batallas. El buen gusto y la decencia han desaparecido..... con presunción de fallecimiento.


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