Luis Buñuel célebre
director de cine español, con esta frase contradictoria resumía todo su
pensamiento. Una visión de la vida pesimista, con grandes dudas sobre la
religión. Obsesión que junto con la idea de la muerte mostró en toda sus
películas. Carente de fe y persuadido
de que como todas las cosas, la fe nace a menudo del azar; "no veo cómo salir de
este círculo (…)
La consecuencia es muy sencilla: creer y no creer son la misma cosa. Si se me demostrara ahora mismo la luminosa existencia de Dios, ello no cambiaría estrictamente nada mi conducta. Yo no puedo creer que Dios me vigila sin cesar, que se ocupa de mi salud, de mis deseos, de mis errores. No puedo creer, y… no acepto, que pueda castigarme por toda la eternidad.
¿Qué soy yo para él?. Nada, una sombra de barro. Mi paso es tan rápido que no deja ninguna huella. Soy un pobre mortal, no cuento ni en el espacio ni en el tiempo. Dios no se ocupa de nosotros. Si existe, es como si no existiese. Razonamiento que antaño resumí en esta fórmula: “Soy ateo, gracias a Dios”.
Contrariamente,
Danny Totocayo afirma: “El ateísmo, una religión de renegados fanáticos
fundamentalistas. Los ateos niegan que el ateísmo sea una religión. Pero sus
dogmas naturalistas los descubren como religiosos fanáticos. Los ateos, (no
todos) son intolerantes. Ejemplo: El asesino Stalin, Mao, Pol Pot, el asesino
intelectual Dawkins y otros. El ateísmo
es:
1. Una religión de filósofos mediocres. “Ninguno de los inventores del ateísmo fue naturalista, sino filósofos mediocres. El origen del universo presenta dificultades insuperables, a no ser que lo consideremos sobrenatural” (A. S. Eddington, astrónomo y matemático). Como dijera el filósofo William Lane Craig, el ateísmo de estos famosos ateos carece de musculo intelectual.
2. Un fanatismo religioso. El evolucionista Gordy Slack, un reportero científico de Oakland, California, Dice: “Hace pocos años estaba cubriendo una conferencia de Ateos Americanos en Las Vegas. Conocí a docenas de personas allí que estaban absolutamente seguras de que la teoría de la evolución era correcta aunque no sabían nada en absoluto sobre la consabida selección natural. “El fanatismo de los creyentes es tan risible como el de los ateos”, decía Einstein.
3. Una súper fe ortodoxa. Richard Wurmbrand dice: “Nos condolemos de los problemas del ateo. Ser ateo es más difícil que ser religioso. Los ateos tienen una fe muy exigente: ¿quién podrá jamás probar los soberbios dogmas del ateísmo?”. ¿Cómo probar que el universo salió de la nada de manera natural? ¿Cómo probar que el universo es eterno y por lo tanto sin Creador? ¿Cómo podrán probar que la vida surgió de la materia sin vida por azar o por cualquier otra idea imaginaria? ¿Cómo podrán probar que existen muchos universos que no han visto? (…)
4. Un anhelo del alma que busca una falsa autonomía. Santiago Escuain escribió: “La negación de Dios no es una conclusión científica, sino un anhelo de una humanidad que busca una falsa autonomía, un anhelo que se ha querido disfrazar con una jerga filosófica o científica. El filósofo Thomas Nagel, en su libro “La última palabra”, se refiere a lo que él llama “el temor a la religión misma” (…) ¡Se trata de que tengo la esperanza de que no haya Dios! No quiero que haya Dios; no quiero que el mundo sea así”.
5. La religión que rechaza la moralidad. El escritor Aldous Huxley
(1894-1963), dijo: Los que no encuentran significado en el
mundo, generalmente no lo encuentran porque,
por una razón u otra, a ellos les resulta más conveniente un mundo sin
significado” (Ends and
Means, 1946, p. 273).. Rechazamos la moralidad porque
obstaculizaba nuestra libertad sexual…
(Confesiones de un Ateo Profeso” Vol. 3, junio). Alguien dijo: “Nadie
niega a Dios, sino aquel a quien le conviene que Dios no exista”. “El ateísmo
es una enfermedad” (Blas Pascal).
“Pero si el ateísmo
falla a este respecto, según la cosmovisión cristiana, Dios sí existe, y la
vida de hombre no acaba a la tumba. En la resurrección el ser humano puede
disfrutar de vida eterna y en comunión con Dios. El Cristianismo provee de dos
condiciones necesarias para una vida significativa, valiosa y feliz: Dios e
inmortalidad. El Cristianismo tiene éxito precisamente donde el ateísmo
colapsa. (William Lane Craig. “Fe razonable”).
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