viernes, 13 de mayo de 2022

TENGO QUE: ¡Saber lo que quiero y querer lo que sé!

 

Tener un ideal es el medio único de hacer algo y llegar a ser alguien; no se comprende lo que vale la vida, hasta que no se pone al servicio de un ideal; “porque la vida es triste si no se la vive con una ilusión” (Alfonso Milagro) 

Es urgente pensar sobre el porqué de mi existencia. “Cuando el terrícola sabe adónde va, el mundo entero le da paso”. Cada soldado, dijo Napoleón, lleva en su mochila el bastón de mariscal; lo que hace falta es tener voluntad de vencer. 

Cada hombre lleva en su interior la imagen de un héroe y de un santo; lo que hace falta es que día a día; golpe tras golpe, vaya tallando esa imagen, ya que ser hombre, ser héroe y menos el ser santo no se “hace repentinamente”. 

La vida no es fácil; hay problemas que superar. Los golpes suelen ser duros, pero el atleta no se hace entre sábanas, sino en las pistas; el sabio no surge de las farras, sino de los estudios; nadie es santo mirando las nubes, sino venciendo vicios y debilidades. 

Nuestra vida no es digna de ser vivida si no es adornada por algún ideal. El poder que se maneja, los favores que se mendigan, el dinero que se amasa…tiene un valor fugaz que no satisface (…) las fuerzas morales que embellecen y califican la vida. 

Vivir es aprender, para ignorar menos; es amar para unirnos los humanos; es admirar y compartir los dones de la naturaleza; un esfuerzo por mejorarse, afán incesante de elevación hacia ideales definidos. Muchos nacen, pocos viven (J. Ingenieros) 

Para todos, la vida tiene dos rostros: La tristeza y el dolor tienen su lado amargo, pero también lo tiene dulce; todo dependerá de cual cara miremos. Es duro trabajar muchos días sembrando la semilla y cuidándola; pero es agradable recoger la cosecha. 

Es fatigoso estudiar, pero es agradable recibir el título; es duro “romperse” para construir la casa, pero es agradable poseer tu propio hogar; es duro realizar cualquier esfuerzo, pero es luego muy agradable gozar del fruto de los esfuerzos realizados. 

Para llegar a ser virtuoso, hay que hacer grandes esfuerzos, conseguir difíciles victorias, pero luego podemos gozar de la alegría de llegar a ser lo que debemos ser. 

Dios nos hizo entero: nos dio cabeza, manos y corazón; cabeza para pensar, manos para obrar, corazón para sentir. Necesitamos de las tres cosas; si nos privamos de una de ellas, quedaríamos incompletos, imperfectos: no seríamos hombre. 

Parece que tres actitudes debemos asumir ante la realidad del mundo: a) La actitud de mirar al cielo, sin hacer caso de la tierra, algo así como los apóstoles se quedaron mirando al cielo cuando Jesús se apartó de ellos; 

b) La que prevalece hoy: de mirar más bien a la tierra y centrarse en el tiempo, sin mayores preocupaciones. c) La de fijar los ojos en el cielo, pero con los pies en la tierra; bien clavados los ojos y bien fijados los pies; ni cielo sin tierra, ni tierra sin cielo. 

Hay compromiso espiritual-terrenal, que impiden que el cristiano sea descuidado; ya que hay cosas de las cuales debe ocuparse: ¡hacer lo que se debe!; luego, debe  ¡Saber lo que quiere y querer lo que sabe! Lo primero es “Amar a Dios sobre todas las cosas”. 

Nada bueno se puede hacer sin ayuda de Dios. “Si alguien se declara a mi favor ante los hombres, yo también me declararé a favor de él” (Mt, 10:32) Ya lo dijo un Papa: Que el mundo esté de colores, es mi ideal; Cristo cuenta conmigo, y yo con su gracia”.

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