viernes, 1 de enero de 2021

¡¡BIENVENIDO AÑO 2021!!

 Con esperanza y sin delirios de grandeza

 
Sobra decir que el 2020 fue un año repleto de dolores y llantos para todo el “mundo”. A la serie de catástrofes naturales y otras crisis provocadas por el terrícola, se suma el Covid-19, que mata. 

Los pueblos y ciudades del mundo fueron puestos en cuarentena, hospitales colapsaron, cerraron lugares de culto, empresas, los trabajos se perdieron, familias y seres queridos se separaron…Pero llega un nuevo año y se renuevan esperanzas. 

Por ello, amén del habitual, “que tengas un buen año, que se cumplan tus deseos, “Dios te bendiga”, etc, es saludable, que este año sea yo mejor…no que otros, sino y sobre todo, que intente una versión mejorada de mi propio “yo”. Enumero algunos propósitos: 

* No hablar mal de otros: los lazos sociales, a veces se guían por enojos -py á ro”, críticas y condenas, más que por afecto y apertura del corazón” (Yves Boulvin). Mejor es bendecir, que maldecir. 

* Ser Sinceros. Decir Dios te bendiga y acompañe no significa ausencia de problemas. Desear honestamente todo lo mejor al semejante. 

* Dar testimonio de vida coherente. El bautizado da testimonio de Jesucristo, de respeto, justicia y consideración al otro, es decir, adhesión a una causa, donación al prójimo. 

No juzgar. “Cómo dices: ¡Déjame sacar la paja que está en tu ojo, sin ver la viga que está en el tuyo. Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano! (Lc 6:42). 

Luego, cuando deseo sinceramente todo lo mejor al semejante, interiormente, me deseo también ser mejor cónyuge, mejor papá, mejor hijo, hermano, vecino, empleado o patrón. 

Es decir, que siempre -no de boca o por ser políticamente correcto-, desee lo mejor al otro, sin juzgar sus méritos (o ausencia de ellos). Si reconozco que el “otro es igual” a mí como persona, no me considero superior, lo respeto. 

En cuanto a dignidad humana, no hay diferencia entre Teresa de Calcuta y A. Hitler. La abismal distancia radica en la conducta. La dignidad personal de ambos es la misma, no así, la dignidad moral.

La dignidad nos da Dios, no leyes mundanas. Como persona, ambas son respetables. Pero, moralmente, la segunda es condenable.

La persona tiene valor absoluto, por tanto, persona es fuente de todo valor. No significa que: “la persona es el Absoluto”, sino que tiene valor en sí, absoluto, respecto de cualquier otra realidad material y, jamás puede ser considerada como parte de un todo.  

Conclusión: Me quedo con la bella canción-oración de Facundo Cabral. 

Este es un nuevo día, para empezar de nuevo, para buscar al ángel…para cantar, para reír, para volver a ser feliz. En este nuevo día, yo dejaré el espejo y trataré de ser, por fin, un hombre bueno. De cara al sol caminaré y con la luna volaré. 

Siempre es bueno el nuevo día. Se puede empezar de nuevo. Ahora mismo le puedes decir basta a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que envenenan, a los que quieren dirigir tu vida. Ahora mismo le puedes decir basta al miedo…” 

Sinceros anhelos de salud, paz y prosperidad para los lectores de este espacio (de lenguaje troglodita y agriado malhumor), quienes con admirable paciencia, me comportan, soportan y no me deportan. ¡Hasta siempre

No hay comentarios:

Publicar un comentario