domingo, 10 de enero de 2021

PECADOS CAPITALES

 
Escuchamos en la etapa del Catecismo que, desde S. Gregorio Magno se suelen enumerar siete vicios capitales: Soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. (Saligep).

Se llama con el nombre de vicios o pecados capitales, aquellos apegos desordenados que son fuentes de donde proceden, es decir, que tiene “paternidad”, sobre los demás pecados. 

No siempre los vicios capitales son más graves que sus pecados derivados. Algunos no pasan de simples pecados leves o veniales, como ocurre muchas veces con la vanidad, la envidia, la ira y la gula. 

Pero siempre conservan la capitalidad, por ser cabeza o fuente de donde proceden otros pecados. 

Tomás de Aquino justifica este número explicando que la voluntad puede desordenarse de 7 modos  principales: primero, deseando el bien desordenadamente, lo cual ocurre buscando poder y gloria. 

El placer en el comer y beber (gula), el placer venéreo (lujuria) o los bienes materiales (avaricia); o huyendo de un bien a causa de los males que le están unidos, en cuyo caso puede tratarse de las cosas espirituales por el esfuerzo que suponen (pereza). 

O malestar del bien ajeno porque rebaja nuestra propia excelencia (envidia) o, finalmente, buscando la venganza (ira). Se cita brevemente cada uno de ellos:          

Soberbia-vanagloria. El soberbio se siente superior y menosprecia logros, cualidades o inteligencia de los demás. Ejemplo: un patrón que humilla a sus empleados, por considerarlos inferiores.

“Hijos” de este pecado son la petulancia (che hina), hipocresía, pertinacia, prepotencia. Los principales remedios para combatir la soberbia son: el respeto al otro y la humildad.          

Avaricia, apetito desordenado de tener cosas. Quebranta gravemente la justicia (robos, fraudes, etc.) Sus hijos: dureza de corazón; violencia, engaño, fraude, traición. Es útil estimar la vanidad de las cosas. Cristo es buen ejemplo: pobre y desprendido.           

Lujuria, apetito desordenado de placeres sexuales. Derivan de este vicio: ceguera espiritual, amor excesivo de sí mismo, odio a Dios, apego a esta vida. Antídoto: oración y humildad, sacramentos, huir del peligro…ayuno voluntario…

Ira, apetito de venganza. Derivan de ella, indignación, rencor, griterío, riña...Antídoto:  mansedumbre. Luchar por alcanzar el dominio propio, prevenir las causas de la ira. Oración y ayuno.

Gula, apetito exagerado de comer y beber. Cuando se daña a la salud, por ej, al perder el uso de la razón por borrachera, etc. Produce torpeza, estupidez de entendimiento, locuacidad, chabacanería, lujuria... 

Envidia es la tristeza que produce el bien ajeno. Se opone a la caridad para con el prójimo. Son buenos remedios: considerar los daños que acarrea, práctica de la caridad y la humildad, a ejemplo de Cristo. 

Pereza o acidia, es fastidio por las cosas espirituales, por el trabajo y molestias que causa. Inclina a omitir actos de oración, piedad y otras tareas por desgano o disgusto. (Kaigué)          

En cuanto al orgullo, que no se menciona, Gregorio Magno lo consideraba super-vicio capital, pues de él se derivan todos los demás. 

¿De cuántos redimirme...de uno o de todos?

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