Hace ya tres
décadas, asistimos a unas charlas, en el salón auditorio de la parroquia “San
Lucas” de CDE, dentro del programa: “Escuela Para Padres”.
En tal evento algunos concordaron con la manifestación: “No puedo controlar a mi hijo”.
El experto señaló: Este síndrome se da cuando los papás (inconsciente o conscientemente) ignoran los límites entre hijos y padres. Es decir, no hay diferencia entre unos y otros. Ello permite que los hijos tiranos asuman el “timón” de la familia.
Con esta permisiva actitud los padres interpretan ser “amigos” de los hijos y por tanto, están más “cerca” de ellos. Una buena intención…pero mal canalizada, hace que los hijos se vuelvan, incluso, más déspotas que los “malos” padres.
Sabido es que los valores sufren drásticos cambios. La moderna era "progre”, instauró una “promoción y reproducción de padres obedientes-papás bro-calidá”, que da lugar a hijos chúlina, pero negreros, opresores, explotadores.
Así, conocemos papás obedientes (por no decir inútiles) que, hacen todo por satisfacer caprichos y para que los nenes no “sufran ni se frustren”. La casa se “enquilomba”, luego se ensaya una imbécil expresión: “así ko ya es loo ahora”.
El hijo opresor es insensible, egoísta y prepotente. Tiene falsa autoestima por no ser fruto de su logro personal, sino del apoyo de mi “apá y de mi amá”. Así, pronto se oye el: “No puedo controlar a mi hijo”.
En otras palabras, los padres no deben ser "amigos" de sus hijos. Allí se desdibujan los roles y el síndrome se manifiesta: berrinches y escenas para ridiculizar a los padres. Un hijo tirano pondrá a prueba a sus padres en cualquier momento y lugar.
Y qué mejor escena que estar en público para denigrar, humillar o mal tratarlos en forma verbal y, a veces, física. Otra grave falla del hijo tirano: no tiene límites.
"El ser buenos padres, comporta, subsume con creces el ser amigo de sus hijos".
Hay papás que comparten con el hijo por asemejarse a
los ídolos de moda, para estar en onda, lo mismo que mamás, de apariencia
respetable que tienen por hobby, en la tv “programas del corazón”, plagada de
adulterios, divorcios, cosmetología, superficialidad y cama.
Toda la basura posible ahí contenida es la que algunos padres comparten o compiten con los hijos y así sustituyen los roles. “Papá obediente; hijo tirano”.
Padres coherentes, generan hijos coherentes. La palabra del incoherente, carece de valor. El papá que enseña lo que vive, es mejor educador, porque con su ejemplo señala el rumbo y no deja que sus hijos sean arrastrados por “ídolos pasajeros”.
Si los padres no ejercen el papel de rector-educador en la familia, comienzan a poner la primera carga para dinamitar el hogar. Si pretendemos sustituir el rol de padres por el rol de "amiwis", se rompe la familia, como ya ocurre.
Conclusión del encuentro: “Papá y mamá deben hablar con los hijos abiertamente, al tiempo de poner reglas, límites y que enseñen buena conducta. "Se explica lo que sabemos, enseñamos lo que somos", dice el refrán.
Padres significa, ser amorosos, protectores, proveedores, educadores y por consiguiente, amigo. Feliz año nuevo 2021!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario