Afirman: “La pirotecnia genera taquicardia,
temblores, náuseas, aturdimiento, miedo o muerte. Los efectos en los animales
son diversos…en intensidad y gravedad. Los perros suelen sentir temor y al huir
pueden ser víctimas de accidentes o perderse”.
Además, los fuegos artificiales dañan al medio ambiente. Liberan toxinas al suelo, al aire y al agua. Liberan gases contaminantes como el monóxido de carbono y partículas muy finas a la atmósfera, que tardan entre 2 a 3 días en disiparse, advierten los expertos.
Verdad es que fuegos artificiales y petardos tienen intención festiva. Pero, suponen daños, graves secuelas, excesivo ruido, peligro para las mascotas. Luego, explotando bombas, es el peor modo de festejar la navidad, porque aterrorizan a personas y animales.
Así, fuegos artificiales y petardos, es placer de idiotas y enojo de muchos. Y si de menores se trata, es crimen, porque petardos en manos del niño, es llamar al dolor, al luto.
El tonto con aires de gran señor, muestra megalomanía -delirio de grandeza- Este tipo de gente (que de gente poco tiene) necesita que el mundo sepa que “es alguien”, así sus actos giran en torno a la idiotez: “explotar bombas...afirma mi poder; reviente quien reviente” (RQR).
Pero, hay mejores modos de divertirse. El juego con bombas trae malos frutos. El Hospital del Trauma y el Centro De Quemaduras, tienen estadísticas de la bomba ñembokapu:
Casos graves atendidos en el Hospital de Trauma: un niño de 10 años quedó ciego por manipular inofensiva cañita silbadora; otro de 14 años tuvo pérdida del globo ocular; y otro niño de 5 años perdió la falange digital de los dedos índice y medio. ¡Hay más casos!.
Hay casos de amputación de dedos, manos, quemaduras, lesiones a nivel del ojo, incluso irreversible y trauma del oído que puede llevar a una sordera permanente. Eje py´á porandú mina gran karaí explotador de bombas:
¿No te importa arriesgar perder algún órgano o a la vida misma de tu hijo y de otros por explotar bombas? ¿Qué perdés si dejás de ser bestia y disfrutar una fiesta sin luto?
¿Justifica el dolor de alguien explotar bombas? ¿Se devolverá la pérdida de visión al niño? Si esto no es criminal, ¿qué es? Y nada digamos de los potenciales asesinos que disparan armas de fuego. Con razón se dijo una y otra vez:
“La satisfacción de un imbécil no debe sustentarse en el dolor de personas decentes y menos en la mutilación o muerte de una criatura”.
¿Con qué
derechos se aterroriza al semejante? Hay niños que tiemblan con la explosión de petardos. También vecinos mayores y enfermos
son torturados. ¿Con qué derechos se atropella a la gente por dar rienda suelta a
un insano
deseo?
O es que, el ignorante matón, ¿se cree superior a todo y a todos? Dolida dijo una mama: “mi hijo sufre autismo; hay gente que padece otros tipos de discapacidad: Los petardos afectan, dando lugar a temores, rabias, intentos de fuga”…
¿Por qué quienes gustan de explotar bombas no lo hacen donde termina su columna vertebral? Navidad es alegría, respeto, perdón, es vivir hermanados, es buscar la verdad, justicia, amor y paz. Para el Niño Dios, las bombas son un gigantesco vyroreí.
Pido perdón a los calificados lectores, por mi plagueo de rudo y tóxico lenguaje. Desando que tomemos conciencia y decencia les deseo de todo corazón: ¡FELIZ NAVIDAD!
No hay comentarios:
Publicar un comentario