martes, 8 de diciembre de 2020

¡¡PERDÓN!!

  ¿Por hablar en Guaraní?

Escribe Andrés Colmán G. (20.05.17). “Poco sabemos de él. Apenas que es un niño paraguayo, hijo de una de las miles de familias migrantes que fueron a Argentina (…) quizá, asiste a clases en el colegio Domingo Faustino Sarmiento, barrio Recoleta”. 

“Solo conocemos la carta que le pidió escribir a otro compañero (…) Infantiles trazos manuscritos con errores ortográficos sobre una arrugada hoja de cuaderno (…) publicada por el docente Manuel Becerra, encogió el corazón a miles de personas” (...) 

La Constitución de 1967, el guaraní es declarada como lengua nacional. La Constitución de 1992, dice que el castellano y el guaraní, son lenguas oficiales. El guaraní ha sido reconocido como idioma de trabajo del Mercosur. 

Lo dicho hasta aquí, me sugiere preguntar: ¿Por qué hay resistencia a ministrar una charla o simplemente dialogar, mezclando el castellano con el pícaro guaraní? Respuesta no dicha: “el guaraní es de ignorantes, chabacano”, por lo tanto, desprestigia. 

Pesa oír a cultos, peor si es docente, decir: “Pido disculpas por hablar en guaraní”. Duele ver estudiantes avergonzados al hablar en guaraní por temor a rebajarse. ¿Qué historia es esa? ¡Ignorancia es pedir perdón por hablar el idioma oficial! 

“Tenemos que hacer que los jóvenes aprecien el idioma, hablar con ellos: no decir que es difícil, que no se puede aprender, sino, todo lo contrario, animarles y enseñarles”, expresó la docente jubilada, Candelaria Villaverde. ¿Qué historia es esa de despreciar nuestro propio idioma?

Villaverde lamenta que quienes hablan guaraní sean tildadas de “gente tavy”. La cronista de Paravisión, Vivi Insfrán fue tratada de chabacana” y vulgarparagua”, por enseñar a rezar o indicar fechas históricas de nuestro país, en guaraní. 

Dice Mario Rubén Álvarez: “El rasgo de la permanente dualidad de la cultura paraguaya se manifiesta apenas emerge un pequeño agujero. En el discurso, nada es más grande  que el idioma guaraní”. 

Japoína lo mitâ. Nosotros somos una cultura mestiza. El castellano y el guaraní son nuestra cédula de identidad más gráfica y representativa. En una sola lengua, el Paraguay es solo alrededor de la mitad...

“No hablamos guaraní para ser multimillonarios en plata: hablamos guaraní para ser ricos como pueblo con identidad única, imposible de imitar. Es la fortuna que tenemos que incrementar en este Bicentenario”. 

Sí, tenemos que pedir perdón y redimirnos del alocado patrioterismo de pacotilla. De abandonar toda esperanza y esfuerzo, de arrojar la toalla, ofrecer sumiso, humillado el cogote al yugo del imperio del pokaré-mbareté, tan ñane mba´é. 

Aunque en esto de lo peor siempre cabe algo “más peor”, como “disfrutar” del vasallaje al tiburón de turno, creyendo ganar cuando ya se perdió, incluso, cuando se perdió hasta el honor, que es patrimonio del alma. El guaraní no esclaviza, alegra y libera. 

Hasta luego, hasta la vista amigo… ¡Jajoecha peve,  anga-irũ

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