No es difícil entender que hay cosas agradables
que hago con gusto; quiero hacer y lo hago. Lo difícil es, “hacer lo que
la situación me obliga”. Se nota, ante todo, en el trabajo y en la
escuela.
Como estoy sin “laburo”, acepto lo que sea. No me queda otra opción. Por consiguiente, el debo hacer, se torna áspero y difícil, debido al horario, la distancia, la baja paga…
Pero, ésto me hace alguien que, “hace obligado las cosas”, no lo que “quiero hacer”. Así, me siento “aislado”... ahora más todavía por causa del maldito coronavirus...
Luego me pregunto ¿quiero hacer o debo hacer? Ante la realidad, debo hacer lo que me conviene, es decir, aceptar el trabajo que me ofrecen.
Ante esta realidad, es preciso razonar dos ideas. 1º. El humano es un ser libre. Pero, no tiene libertad absoluta para hacer sólo lo que quiere. 2º. Se hace “lo debido, no lo querido”.
Dice D. Goleman: “la inteligencia emocional debe estar supeditada a la inteligencia racional”. En claro lenguaje: “Hago lo que debo hac, no lo que quiero”. Es actitud de gente responsable y equilibradas.
Hacer lo que queremos o lo que debemos. En la vida solemos tener este dilema. El decidir, no es igual en todas las áreas. El deber es el deber: ¿Qué pasa cuando podemos elegir?
Dice Juan Carlos: Cada año tiene 8.760 horas. La gran mayoría trabaja unas 9 hs. al día. Ir y volver del trabajo lleva un tiempo. Prepararnos y llegar puede sumar otra hora. En promedio gastamos 12 hs en conseguir el dinero para vivir o sobrevivir.
Todos ansiamos felicidad. ¿Qué nos hace felices? Cada quien lo dirá. A juzgar actos tontos de tantos “monos con pantalones” (pido disculpas a los simios), se infiere que muchos homo sapiens progre, no lo tienen claro.
En la vida, muchos nos imponen deberes. Dicen: la sociedad nos lleva a que hagamos con nuestra vida lo que ellos quieren: La moda o lo que está de moda, influye en nuestro actuar, en beneficio de pocos…
Sabiendo el valor de cada hora que tenemos, no por su costo, sino por su escasez,
¿seguimos gastando tiempo en tantas actividades que emocionalmente nos dejan
menos que otras que sí queremos hacer?
A propósito, señalo algunas lecciones de san Agustín para entender la vida:
*No
esperes recibir de mí todas las respuestas que necesitas. Yo no soy un maestro,
sólo aprendo cosas nuevas cada día, en el propio ejercicio de enseñar.
*Un
hombre con un cuerpo normal y una mente deformada es más digno de compasión que
si estuviera completamente deformado.
*Nada
estará perdido mientras estemos buscando.
*Poco
importa lo que haces, lo que importa es cuánto amas.
*Cuando
la voluntad es completa, el trabajo se vuelve un placer.
*Dolor
compartido es dolor amenizado.
*Una
falsa humildad es una refinada soberbia.
*Si
das limosna con tristeza, pierdes la limosna y el amor.
¡FELIZ DÍA SEA CON TODOS!
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