La jornada, “Estado versus Niños y Familia”
organizada por el centro de Investigación, Formación y Estudios sobre la Mujer
(ISFEM) y la Pontificia Universidad Católica de Chile, advirtió: “estamos ante
a una guerra declarada contra la familia como institución”.
“El Estado está decidido a adoctrinar a los niños en la ideologías de género”. Se podrían aprobar leyes que generen un entorno igual al que ya se da en EEUU y Europa.
Se vulnera el derecho de los niños a ser educados por sus padres y el adoctrinamiento en ideología de género que promueve conductas como la masturbación y una educación sexual muy prematura.
Para contrarrestar los ataques que recibe
la familia, y defender la institución familiar, el derecho de los padres a
educar a sus hijos, Giuliana
Caccia, directora del Centro de Estudios Católicos, Universidad de Navarra propuso tres claves:
1. Educar a los hijos en lo bello y verdadero. La única forma de aguantar este tsunami ideológico anti-vida, anti familia, es que los padres inculquemos valores en casa para que cuando los hijos salgan al mundo, sepan contrastar al o que les dé el mundo”.
“Los padres son los primeros y principales educadores de sus propios hijos”. “Tienen un vínculo único, vital, que permite que la generación educativa se dé de manera natural”.
“Es derecho y deber preferente de los padres de educar a sus hijos, para discernir lo bueno, lo bello y lo verdadero. Cuando se meten en la familia a reglamentar y romper vínculos, debilitan la familia y por tanto al ser humano.
“El niño sin crecimiento ético, moral y afectivo,
es una persona lista para ser dominada”.
2. No dejarse engañar. Giuliana Caccia explicó que el relativismo ha influido en la forma de pensar, en la cultura y la legislación.
Si bien, “se reconoce a la familia como la célula básica de la sociedad” y un “espacio fundamental para el desarrollo pleno de la persona humana” se crean leyes como el aborto legal que “regulan los vínculos familiares” y buscan “disolver” el concepto familia.
El relativismo crea “nuevos derechos humanos aumentando los índices de familias rotas”. Debilitan “la autoridad de los padres en la educación de sus hijos”. Resultado: “más pobreza, más excluidos”.
3.- Movilizarse por la familia. Caccia aseguró que el “proceso ideológico pasó por nuestras narices porque la sociedad se dejó de involucrar en la vida política del país y dejó todo en manos del estado”.
Llamó a “salir a las calles los que deseamos la protección y defensa de los valores familiares”. “La sociedad civil no puede estar sentada opinando en las redes sociales. Eso no es ser cívicamente activo.
“El mundo se cambia trabajando en el mundo, con las realidades de la mujer vulnerada, acogiendo a la mujer violada, al bebé producto de esa violación. No estando sentado”.
“Si bien, el 100% no puede tener vida activa en la calle en defensa de la familia y contra leyes que buscan destruirla, tenemos que trabajar en casa para rechazar el peligro. (cf. Aciprensa-03.10.17).
Y nosotros, fieles copiadores de todo lo
malo y poco de lo bueno: ¿Qué tan lejos estamos de tragar ésta sucia tilinguería
progre, antivida, antifamilia, que está infectando al planeta?
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