¡Festejamos la derrota del pecado y de la muerte!
Es un día de gozo. Cristo Resucitó, la Tumba está vacía, la humanidad está salvada. Es momento de abrazar esa salvación dando verdadero -añeteté- testimonio de vida cristiana.
Pascua: paso de la oscuridad a la luz, del caos de este mundo al orden de la Nueva Vida. Paso de la esclavitud a la libertad; a tomar posesión del Reino de Dios; paso del hombre viejo...al hombre nuevo, hecho para el Cielo.
En otras palabras, Pascua es llenarse de luz, paz y armonía en la sociedad. “Felices Pascuas” significa, “estoy
contento y quiero dar los pasos para crecer y ser mejor persona cada
día, compartir, conocer y mejorar las relaciones entre vos y yo”.
Al punto, tomo las reflexiones de Alfonso Milagro: “Los 5 minutos de Dios” que dice: “Razonamos con frecuencia; no tan frecuentemente tenemos razón; son dos cosas distintas razonar y tener razón.
Razonamos cuando pensamos y defendemos nuestra posición, damos argumentos para hacer ver que nuestra actitud es la más correcta, la más conveniente, la única que debe imponerse.
Eso es razonar: presentar argumentos. Pero no siempre que razonamos tenemos razón; porque a veces hasta nosotros mismos sospechamos que no tenemos razón y, sin embargo, pese a todo, la defendemos.
¿Por qué será? ¿No habrá buena dosis de soberbia, de engreimiento, de orgullo que nos impide dar el brazo a torcer? ¿Y no usamos entonces la razón, en nuestros "análisis" para encubrir una sinrazón?
Los argumentos siempre necesitan de la
razón para ser verdaderos; la razón no siempre necesita de los
argumentos, porque se impone por sí misma, por el peso de la
verdad.
"Les animo a que vivan de modo digno al oficio que fueron llamados, con humildad, mansedumbre y paciencia, soportándose unos a otros por amor (...) del Espíritu con el vínculo de la paz" (Ef. 4, 1-2).
Los apóstoles son testigos del paso de la muerte, a la vida. También nosotros, pasamos o deberíamos pasar de la esclavitud, narcisismo, egoísmo, mbareté-pokaré...y de otras barbaridades tan ñane mba´é, que nos hace vivir como “cadáveres ambulantes”.
Vivamos ya -a pesar de todo- la alegría de Jesús resucitado, ¡Él vive,
es vida hoy, siempre!, y nos libera del pecado, trae la gracia, y por eso,
la resurrección es la gran luz para este oscurecido mundo.
Estamos en el mundo para ser testigos de esa alegría, dice el P. Santiago Martínez Sáez.
Por ello, sea con todos...hoy y siempre...¡FELIZ PASCUA!
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