¡De la Gran Empresa…!
Por consiguiente, sobra decir que la tarea de Administrar necesita de aptitudes específicas como: liderazgo, organización, agilidad matemática, deseo de triunfar y disciplina, por parte de quien desee dedicarse a la Administración.
Gracias a la formación profesional que despliegue el administrador, tomará decisiones que solucionen cualquier traba en una organización, con resultados positivos que beneficien el crecimiento de la empresa o compañía.
Por tanto, el rol de quien Administra ya sea dentro de una empresa o prosperando un negocio propio, es fundamental. Por ello, debe asegurarse que todos los niveles funcionen con eficiencia y eficacia.
Pero, hay otra empresa más delicada y de vital importancia que debemos atender: “La vida eterna”. Para ello, es necesario, Administrar el “Tiempo” y Controlar el “YO”.
Gestionar el tiempo no es sino, la forma en que cada uno organiza y planifica cuánto tiempo invierte en ésta o aquella actividad. El tiempo es limitado y no es renovable. Hay que usarlo bien para ser eficientes y sentirnos satisfechos, es decir, lograr calidad de vida.
Pasamos horas trabajando
para ganar más y no está mal. Pero, ¿Cuánto “tiempo” dedico a planificar mi vida
eterna? Y, ¿Cuánto empeño pongo en reconocer mis debilidades para
tratar de controlarlas?
Porque, quien se controla a sí mismo, no tendrá dificultad alguna para gobernar y gobernarse con eficacia. “Si voy a enfrentar una situación difícil, tengo que conocer mis debilidades y dominarlas”.
Todos moriremos, pero nos engañamos porque amamos la tierra donde gozamos “javy´á”, a pesar de muchos dolores. Pero es fatal, tarde o temprano moriremos -ña manóta-, e iremos a la eternidad, donde nos esperan: Dios, “Ñandejara” o el aña, “Nambi í”.
Cuando vamos viajar, nos esmeramos con todos los detalles, pensamos en todas las posibilidades, las circunstancias y nos preparamos. Y con mayor razón, si el viaje es complicado y largo, porque un descuido, podría resultar fatal.
¿Pensamos en preparar lo necesario para el viaje… que ya estamos haciendo, del tiempo a la eternidad, de la tierra al cielo? ¡Conste que es el viaje que más nos interesa, el que mayores consecuencias puede acarrearnos!.
Todos “viajaremos”. Creamos o no, las cosas son como son, me gusten o disgusten. Entonces, seamos prudentes, previsores, no nos expongamos, mejor asegurarnos; porque de ese viaje ya no se vuelve, es un viaje sin retorno.
“Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo...De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Rom 14:10-12)
Alégrate, joven, en tu juventud, ten buen humor en tus años mozos; vete por donde te lleve el corazón y a gusto de tus ojos... “ésta es la máxima que el mundo silba a los oídos de los jóvenes y de los adultos; pero a continuación el Espíritu Santo puntualiza: “pero a sabiendas de que por todo ello te emplazará Dios a su juicio” (Eclesiastés, 11, 9).
Pero, ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida? (Mc 8:36)
“Que Dios mismo, el Dios de paz, los haga a ustedes perfectamente santos, y les conserve todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sin defecto alguno, para la venida de nuestro Señor Jesucristo. El que los llama es fiel, y cumplirá todo esto (1ª Tes 5:23-24)
Por consiguiente, el mejor administrador es quien “gestiona su vida terrenal, para triunfar en la vida eterna, es decir, en trabajar aquí y ahora, por su salvación”.
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