viernes, 29 de abril de 2016

PUNTUALIDAD

¡VIRTUD  PERDIDA o NUNCA ADQUIRIDA!


Recuerdo con frecuencia al apreciado Padre Manfredo al referirse una y otra vez, sobre la puntualidad, sobre todo, a la celebración eucarística. Graciosamente decía: “Hay gente que es capaz de llegar tarde hasta a su propio funeral”.


Dice Aníbal Romero Sanabria en La Globalización y los 10 pecados capitales del paraguayo: La “hora paraguaya”, las 8.00 no son las 8.00, sino las 8.30 o quizás las 9.00. Es un verdadero círculo vicioso: algunos ya no quieren llegar puntuales, pues saben “luego” que otros llegarán tarde, o el evento, reunión, clase o cita comenzará una hora más tarde… Definitivamente no le damos valor al tiempo, cuando es sabido que “el tiempo es oro”

Todos conocemos algún especialista en llegar siempre tarde a donde quiera que vaya y para lo que sea, es decir, nunca llegan a la hora prevista y siempre, con alguna explicación en la punta de la lengua. Naturalmente, son solo explicaciones, nunca justificativas. Aunque haya jurado y re-jurado la consabida expresión: “no te preocupes, ya estoy saliendo de casa”. ¿Por qué algunas personas sufren el “síndrome de tardanza” y con tendencias a ser impuntuales casi por vocación?

Afirma la doctora Judit Castellà, PhD biología-Barcelona, España: La impuntualidad se acostumbra a relacionar también con cuestiones éticas y a menudo se califica como falta de respeto, lo que sitúa a los tardones crónicos en la esfera de los maleducados, irrespetuosos o poco empáticos. “En realidad a la mayoría de los impuntuales no les gusta serlo, querrían luchar contra ello, pero les cuesta porque es un hábito muy interiorizado”.

Y agrega, “Uno puede tener más o menos predisposición a ser puntual, pero también te condicionará la presión social que tengas, si la cultura y el país en el que vives valora o no la puntualidad; y en las sociedades occidentales, donde el tiempo es un valor económico, el estatus socioeconómico de cada uno también influye en que se castigue o no su impuntualidad”

Y tú, ¿qué tipo de impuntual eres?: Distraído: Personas olvidadizas, propensas a la distracción, con déficit o falta de atención, que no prestan suficiente atención al paso del tiempo, no tienen una percepción realista de él y les cuesta gestionarlo. Optimista: Algunos subestiman el tiempo (…) o sobreestiman sus recursos para cumplirla en un determinado plazo y planean demasiadas cosas para hacer en un tiempo concreto y acaban concatenando retrasos.

Maleducado: A veces la impuntualidad es una conducta aprendida en casa porque los padres siempre han sido tardones, han reforzado ese comportamiento y no le han dicho que es importante no llegar tarde. Narcisista: Considera que puede llegar tarde porque está por encima de los demás, y utiliza el control del tiempo y el retraso como una forma de imponerse.

Histriónico: Le gusta llegar tarde, que todos le estén esperando, para llamar la atención, para ser el centro de la reunión. Los psicólogos relacionan este tipo con personas inmaduras y baja autoestima. Fóbico social: Personas que prefieren llegar tarde para asegurarse de que ya se habrá reunido un grupo, habrá comenzado la interacción social, y no serán ellos quienes tengan que iniciar las conversaciones a medida que llegue el resto.

Obsesivo-compulsivo: Se obsesiona con comprobar tantas cosas antes de salir de casa ­el gas, la luz, el agua, las puertas…­ que siempre llegan tarde a sus citas. Perfeccionista. Pasa horas y horas acabando sus tareas, le cuesta dar por finalizada una para pasar a la siguiente, y eso le ocasiona dificultades para gestionar bien el tiempo.

El depresivo. Le falta decisión y energía para realizar todas las tareas programadas, le da pereza salir de casa, no sabe qué ponerse, qué transporte elegir, y su indecisión y ambivalencia le hacen llegar tarde (o incluso no llegar) a muchas de sus citas.

Postergador: Hay tardones que necesitan adrenalina para hacer las cosas, que les gusta sentir la presión de tener que acabar todo en el último momento. Relativista: Es el que aduce que “quince minutos no son para tanto” y expresa su disconformidad con “la rigidez” de los otros.” 

Luego, la puntualidad, ¿es una virtud perdida o nunca tenida?. Una frase muy conocida dice así: “La puntualidad es una virtud si no te importa sentirte solo”. 

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