Cuentan que en el año 63 a.C. César fue elegido pontífice máximo de la
religión romana, lo que le daba derecho a residir en la residencia oficial en
la Via Sacra.
Su esposa Pompeya celebró una fiesta: la “Buena Diosa”, a la que ningún hombre podía asistir. Pero, el joven patricio, Publio Clodio Pulcro, entró a la casa, disfrazado de mujer, teóricamente con el propósito de seducir a Pompeya. César se divorció diciendo:
“Mi esposa debe estar por encima de toda sospecha”. La cita se hizo famosa: “La esposa del César no solo debe ser honesta, sino también, parecerlo”. Parafraseando a César diríamos: “Todo Funcionario público debe ser honesto, no sólo parecerlo”.
Un desafío
que el servidor público -desde el Presidente de la Nación para abajo-, debe
enfrentar desde el primer día en el cargo, es el combate a la corrupción, principal
causas de la miseria en la cual seguimos, dolorosamente chapoteando.
Corrupción es “abuso, robo, mentira, injusticia, muerte…” conducta desviada de quien ocupa un cargo –una carga pesada- en la estructura estatal. Experiencia ganada en este "rubro" nos acredita los primeros puestos -en corrupción- en el ranking continental.
El informe de Percepción de la Corrupción (IPC) de Transparencia Internacional, otra vez, posicionó al Paraguay como uno de los países más corruptos desde hace años. La política paraguaya sigue sufriendo una grave crisis de credibilidad y confianza por parte de la ciudadanía.
El divorcio entre vida y fe, provoca en muchos ambientes estatales, afán de poder y gloria. El cargo público se usa como tarima de impunidad, robos, tráfico de influencias y demás etcéteras ventiladas, una y otra vez, por la prensa. Y no se cansan de hablar de patriotismo y honestidad, pero….
Sin referencia moral, se cae en un deseo ilimitado de riqueza y de poder, que aplasta todo y cualquier “discurso” de promesas de vivir en un mejor país, que tanto cacarean.
Muchas autoridades -salvando excepciones- carecen de credibilidad. Se saben despreciados, y no pocas caminan dos pasos sin guardaespaldas…¿Qué vida es esa? ¿Por qué las autoridades, en vez de gozar de respeto y afecto de su pueblo, se esconden como...?
Un Paraguay honesto es posible. Falta que los de arriba actúen como César. Que el servidor público esté libre de sospechas, y sea ejemplo de decencia y austeridad… que tanto cacarea.¡Se puede ...si se quiere!
Ángela Villón Bustamante, representante de las trabajadoras sexuales, en su campaña por una banca en el Congreso Peruano, dijo “Una puta decente que hará del Congreso un burdel respetable” (09.04.16)
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