domingo, 24 de abril de 2016

“NO SER NADIE PARA NADIE…

UNA DE LAS GRANDES ENFERMEDADES”


Esta es una impactante frase de Madre Teresa de Calcuta. Parece un contrasentido que alguien pueda ser ignorado en medio de tanta gente. Sin embargo, constatamos aquí y allá, esta penosa realidad. ¿Cómo es posible que te sientas solo en el mundo porque a nadie le importas?.

La respuesta no se hace esperar. En cualquier ciudad ajetreada por su cotidiana prisa, muchas personas experimentan amargo sinsabor de ser nadie para nadie. Niños y familias enteras viven en la calle o debajo de algún puente porque no han sido importantes para nadie, ni siquiera para sus parientes más cercanos.

Los “sin tierra” y otros tipos de excluidos que viven en aceras, parques, plazas, bajo algún puente...¿son todos culpables, haraganes y delincuentes?. Los encarcelados y enfermos sin recursos económicos, también son cruelmente ignorados por la sociedad. No obstante almas caritativas, aunque en ínfima proporción y excepcionalmente, marcan la diferencia (pastoral carcelaria, de enfermos, etc.).

Tampoco faltan quienes se sienten ignorados porque pasan semanas sin hablar con nadie, por no ser valoradas como personas: nadie los saluda, nadie les pregunta ¿cómo estás, cómo te llamas, en qué puedo ayudarte?. Es que, ¿solo a conocidos, amigos y parientes hemos de brindar atención?. Tal vez solo quieran hablar o ser escuchados.

Una de las enfermedades de la sociedad posmoderna es que somos avaros, egoístas e individualistas. Vivimos tan concentrados en nuestro “ombligo”, ensimismados en el propio YO, sin advertir o advirtiendo, que los otros no existen y además, no nos importa que existan. Así las cosas, se oye preguntar con frecuencia: ¿Qué culpa tengo que “ellos” sean pobres?...para agregar: es asunto del gobierno.

Aun siendo famoso y adinerado, alguien puede sentirse nadie. Un caso no muy lejano como ejemplo: “El actor belga Jean-Claude Van Damme, coincidió en el aeropuerto de Los Ángeles con Cara Delevingne, quien se estaba llevando toda la atención de los paparazzis. Él de manera cómica intentó llamar la atención de los fotógrafos.

En la grabación los fotógrafos siguen a la modelo de 23 años en el aeropuerto de Los Angeles cuando se encuentran con unos gritos en un costado. Sorprendido al ver que nadie notaba su presencia, la estrella de películas de artes marciales se burló y exclamó: “Perdón, perdón. Yo soy más famoso. Soy Jean-Claude Van Damme”. (cfr. El país.com 24,04.16 - Madrid)

Es posible que tus compañeros ignoren tu manera de pensar… tus ideas. Haces todo para ser puntual a un compromiso y la otra persona no aparece o llega muy tarde. Llamas o envías mensajes y no te responden. Acuerdas día y hora para una consulta médica, pero el médico no está y nadie te da una explicación, etc, etc.

No tenemos poder sobre lo que otros digan o piensen de nosotros. No debemos gastar energías en preocuparnos por la indiferencia o desprecio de los otros. Mejor será ocuparnos más por nuestro carácter que por nuestra reputación. El carácter es lo que realmente somos, mientras que la reputación es solo lo que los otros creen que somos.

Empeñemos tiempo en crecer y vivir como personas correctas en la vida para hacer lo correcto. Eso marca la diferencia en nuestra vida y en la de los otros. Si nuestro objetivo de vida es hacer bien lo que debemos, no quedará tiempo para pensar y sufrir por indiferencias y dardos venenosos que el prójimo pueda dispararnos.

Recordar estas verdades nos hará bien: Que Dios me creó y me ama como si fuera su único hijo, me ama gratuitamente, sin que me lo merezca y no importa si me porto bien o mal. Dios me ama infinitamente, su amor por mi es tan grande que no se puede medir. 

Dios está siempre pendiente de mí, cada segundo de mi vida. No se cae un solo cabello de mi cabeza sin que Él lo permita. Dios me espera al final de mi vida en el cielo para que viva con Él, feliz por toda la eternidad. Luego, ¿qué importa si aquí en este "valle de lágrimas" soy nadie para nadie...si para Dios soy Todo?.

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