“VIVIENDA CON
PLANTA BAJA y TRES
PISOS” (FIN)
SEGUNDO
PISO:
La vida ética y los valores. El Valor, es lo que se descubre como valioso. Es un aspecto del bien,;
y el bien es lo que todos apetecemos. La Amistad:
Qué agradable es sin duda, abrir el buzón y encontrar lindas cartas. ¡Qué
agradable es saber que, a pesar de tus tareas, y en algún momento de tu rutina,
te tomes un tiempito para recordarme, confiarte mis cosas y reírnos de la
travesuras…
El Amor:
El hombre no puede vivir son amor. Su vida está privada de sentido si no se
experimente el amor. La vocación al amor es constitutiva del ser humano. La Cortesía: Es la demostración o acto en
el que se manifiesta la atención, el respeto o el afecto que tiene u8na persona
a otra. (Diccionario RAE).
La Esperanza:
es principio en la búsqueda y realización de lo humano permanentemente abierto
al futuro. Hombre sin esperanzas es un “muerto” en vida.
La Justicia:
es un don de Dios grabado en el corazón del hombre, para hacer el bien y evitar
el mal. La Paz: La violencia es un
mal inaceptable que nunca soluciona los problemas. La Paz es un valor que eleva
al hombre. El Silencio: ‘Un bien
cada vez más escaso!. ¿Cómo reflexionar y orar en medio del mundanal ruido?. También
la Solidaridad y la Felicidad…..
TERCER
PISO:
La vida Espiritual y Cristiana. El libro del Génesis dice: “Dios modeló al
hombre del arcilla…sopló en su nariz un aliento de vida y el hombre se
convirtió en un ser viviente (Gen 2,7). El Dios de la Biblia es el Dios de la
vida. Todo el Evangelio es portador de un mensaje con confianza en la vida.
“Los ciegos ven, los cojos caminan, los leprosos quedan limpios, los muertos
resucitan, a los pobre se les anuncia la Buenas Nuevas… (cfr. Lc. 7, 22).
Jesucristo se presenta como el Camino,
la Verdad y la Vida. La vida cristiana desemboca en el llamado humanismo
cristiano, cuyos valores principales son: Relaciones con el prójimo,
fundamentadas en el mandamiento nuevo: “Ámense los unos a los otros”.
Amor a los padres y hermanos. Perdón de
amigos y enemigos; solidaridad con el necesitado; agradecimiento por los dones
recibidos; amor y respeto a la vida y a la creación, como obra de Dios.
Sinceros deseos de justicia y paz.
Cuando yo me pregunto quién es Dios, lo
considero bajo dos figuras, que tomo del evangelio de San Lucas: la figura del
buen pastor y la figura del padre del hijo pródigo. Como buen pastor, Jesús busca a las ovejas perdida.
Cuando la encuentra, muy feliz, la pone
sobre sus hombros y, al llegar a su casa, reúne amigos y vecinos y les dice:<Alégrense conmigo, porque encontré
la oveja que se había perdido>. Jesús
afirmó un día: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”
(Jn. 10,10).
Como padre del hijo pródigo, Dios sale a nuestro encuentro, nos abraza y
quiere que todos festejen. El llamado hijo pródigo había vivido en lugar lejano
y, allí malgastó su dinero en una vida desordenada. De vuelta casa de su padre,
le pide perdón. Pero su padre les dice a sus servidores: “Traigan la mejor ropa
y póngansela (…) Traigan el ternero más gordo y mátenlo, comamos y alegrémonos.
Mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida”.
Ni siquiera el éxito proporciona la felicidad.
Todos necesitamos algo que no se diluya y apague como aplausos y
congratulaciones. Cada uno necesitamos paz interior, conciencia de nuestra
dignidad, amor, libertad, transparencia y luz. Así culmina la magnífica
conferencia del queridísimo y recordado Hno. Roger Texier, en su última visita
al Paraguay, en agosto 2010.
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