VIENTRES
DE ALQUILER
"No
puede ser objeto de contrato el útero de la mujer y la criatura porque no es
posible evitar la mercantilización". "La admisión legal de contratar
un vientre para gestar un hijo a favor de terceros refuerza los estereotipos de
género y da lugar al surgimiento de nuevos colectivos de mujeres
explotadas". (Alicia Miyares. Filósofa. Portavoz de NoSomosVasijas. Fuente:
eldiarios.es.)
Para
los defensores del alquiler de úteros para la gestación de hijos en favor de
terceros, el deseo de ser padres, en el ámbito de la libertad individual, ha de
ser condición suficiente para su regularización, minusvalorando las
consecuencias éticas y jurídicas de esa práctica.
Abordar
esta cuestión invocando el principio de la libertad individual suele producir
debates estériles, puesto que siempre se olvida, no sé si de modo consciente o
inconsciente, que el principio de libertad necesariamente ha de conjugarse con
otros principios del mismo rango, "igualdad", "dignidad" o
"integridad física".
Expresado
de otra manera, ganar espacios de libertad significa utilizar esa libertad para
plantearnos qué sociedad queremos y, entre otras cosas, establecer los límites
de lo que se puede comprar o vender. No podemos sacrificar esta aspiración por
la mera invocación de la palabra "elección". Quienes reducen la
libertad a la "elección" abren la puerta al "todo
vale". Y, pese a quien pese, "no todo vale" (…)
Hay
demasiadas preguntas sin respuesta para que alegremente seamos favorables a
aceptar el alquiler de vientres, sea este altruista o comercial. De ahí que la
campaña "NoSomosVasijas" pretenda poner en el centro del debate
cuestiones y problemas como los siguientes:
¿Puede
ser objeto de contrato el útero de la mujer y la criatura que nace? Creemos que
no, porque no es posible evitar la mercantilización y, por lo tanto, la
cosificación de que se hace objeto a la mujer gestante y los propios niños. De
hecho, los datos disponibles nos confirman en la idea de que estamos ante un
nicho de negocio evidente.
No
es posible sostener que haya un tipo de contrato del alquiler de úteros
"altruista" porque si así fuera no habría agencias de intermediación
lucrándose, abogados de despachos especializados beneficiándose, etc...Por si
lo anterior no fuera suficiente, la admisión legal de contratar un vientre para
gestar un hijo a favor de terceros refuerza los estereotipos de género y da
lugar al surgimiento de nuevos colectivos de mujeres explotadas como sucede en
la India, Nepal, México y en nuestras propias sociedades donde también hay, por
si a alguien se le olvida, mujeres pobres.
El
fin de la justicia social exige de nosotros erradicar la explotación de las
personas y no asumir simplistamente que, como la explotación existe, no he de
poner impedimentos a nuevas formas de explotación: la explotación de las
personas no se combate preguntándose retóricamente si es más explotación hacer
A o hacer B. Se combate erradicando A y B.
Otra
cuestión, si en los casos de adopción al uso, la madre natural no puede dar su
asentimiento a la adopción hasta transcurrido un determinado plazo de tiempo
posterior al parto ¿Cómo es que para el caso de la gestación subrogada se
permite su consentimiento incluso antes de que se inicie la gestación?
Y
esta cuestión nos lleva a la siguiente ¿Por qué si una madre natural no puede
dar su asentimiento para que lo adopte un particular se permite, sin embargo,
cuando se contrata un útero? (…). Estos interrogantes y muchos otros son los
que deberían enmarcar el debate de "los vientres de alquiler"
porque la manida invocación "de la elección personal" no
da respuesta a nada de lo aquí planteado.
Quien, por otra parte,
pretenda enmarcar este debate en el terreno del feminismo abolicionista frente
al feminismo reglamentista está haciendo un flaco favor al feminismo como
teoría política que se reafirma en el avance de todas las mujeres, sin
exclusión, garantizando los derechos de todas y no sólo de aquellas que pueden
hacer uso de su libertad individual, pero que nunca se preguntan por las
consecuencias para el resto de las mujeres. Ganar libertad también significa
utilizar bien esa libertad.
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