sábado, 12 de marzo de 2016

ÉTICA MÉDICA... (REFLEXIONES)

VIENTRES  DE  ALQUILER

"No puede ser objeto de contrato el útero de la mujer y la criatura porque no es posible evitar la mercantilización". "La admisión legal de contratar un vientre para gestar un hijo a favor de terceros refuerza los estereotipos de género y da lugar al surgimiento de nuevos colectivos de mujeres explotadas". (Alicia Miyares. Filósofa. Portavoz de NoSomosVasijas. Fuente: eldiarios.es.)

Para los defensores del alquiler de úteros para la gestación de hijos en favor de terceros, el deseo de ser padres, en el ámbito de la libertad individual, ha de ser condición suficiente para su regularización, minusvalorando las consecuencias éticas y jurídicas de esa práctica.

Abordar esta cuestión invocando el principio de la libertad individual suele producir debates estériles, puesto que siempre se olvida, no sé si de modo consciente o inconsciente, que el principio de libertad necesariamente ha de conjugarse con otros principios del mismo rango, "igualdad", "dignidad" o "integridad física".

Expresado de otra manera, ganar espacios de libertad significa utilizar esa libertad para plantearnos qué sociedad queremos y, entre otras cosas, establecer los límites de lo que se puede comprar o vender. No podemos sacrificar esta aspiración por la mera invocación de la palabra "elección". Quienes reducen la libertad a la "elección"  abren la puerta al "todo vale". Y, pese a quien pese, "no todo vale" (…)

Hay demasiadas preguntas sin respuesta para que alegremente seamos favorables a aceptar el alquiler de vientres, sea este altruista o comercial. De ahí que la campaña "NoSomosVasijas" pretenda poner en el centro del debate cuestiones y problemas como los siguientes:

¿Puede ser objeto de contrato el útero de la mujer y la criatura que nace? Creemos que no, porque no es posible evitar la mercantilización y, por lo tanto, la cosificación de que se hace objeto a la mujer gestante y los propios niños. De hecho, los datos disponibles nos confirman en la idea de que estamos ante un nicho de negocio evidente.

No es posible sostener que haya un tipo de contrato del alquiler de úteros "altruista" porque si así fuera no habría agencias de intermediación lucrándose, abogados de despachos especializados beneficiándose, etc...Por si lo anterior no fuera suficiente, la admisión legal de contratar un vientre para gestar un hijo a favor de terceros refuerza los estereotipos de género y da lugar al surgimiento de nuevos colectivos de mujeres explotadas como sucede en la India, Nepal, México y en nuestras propias sociedades donde también hay, por si a alguien se le olvida, mujeres pobres.

El fin de la justicia social exige de nosotros erradicar la explotación de las personas y no asumir simplistamente que, como la explotación existe, no he de poner impedimentos a nuevas formas de explotación: la explotación de las personas no se combate preguntándose retóricamente si es más explotación hacer A o hacer B. Se combate erradicando A y B.

Otra cuestión, si en los casos de adopción al uso, la madre natural no puede dar su asentimiento a la adopción hasta transcurrido un determinado plazo de tiempo posterior al parto ¿Cómo es que para el caso de la gestación subrogada se permite su consentimiento incluso antes de que se inicie la gestación?

Y esta cuestión nos lleva a la siguiente ¿Por qué si una madre natural no puede dar su asentimiento para que lo adopte un particular se permite, sin embargo, cuando se contrata un útero? (…). Estos interrogantes y muchos otros son los que deberían enmarcar el debate de "los vientres de alquiler"  porque la manida  invocación "de la elección personal" no da respuesta a nada de lo aquí planteado.

Quien, por otra parte, pretenda enmarcar este debate en el terreno del feminismo abolicionista frente al feminismo reglamentista está haciendo un flaco favor al feminismo como teoría política que se reafirma en el avance de todas las mujeres, sin exclusión, garantizando los derechos de todas y no sólo de aquellas que pueden hacer uso de su libertad individual, pero que nunca se preguntan por las consecuencias para el resto de las mujeres. Ganar libertad también significa utilizar bien esa libertad. 

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