¡NO HABLEMOS DE RELIGIÓN EN AULA!
Opiniones: “Yo me considero ateo, lo cual supone que no
solo rechazo cualquier modelo de religión, sino también cualquiera de las
propuestas que plantean acerca de la existencia de una entidad creadora
omnipotente denominada dios, y cuya verdad es irrefutable”. (Anónimo).
“Considero
la religión como algo obsoleto, una reminiscencia heredada del pasado con
tantos aspectos negativos que seguir sus directrices resulta mucho más
perjudicial que beneficioso, tanto para los individuos como para la sociedad”.
(Juan Alberto Núñez).
“Me opongo a que los niños y jóvenes sigan los
preceptos, en el caso del cristianismo, de una doctrina cuyas raíces se hunden
en la crueldad y el asesinato. Porque el auge y expansión de la religión
católica se erigieron a sangre y fuego, arrasó culturas enteras, asesinó a
quienes rezaban a otros dioses (…) y aún hoy es patente su odio a los que no
comulgan con sus demenciales dogmas”. (Santi Ramos)
Presupuestos que intentan proponer una
ética sin Dios y sus imprecisiones. Uno de los
grandes proyectos del pensamiento iluminista era y es, elaborar una ética sin
Dios. O, al menos, una ética como si Dios no existiese, según una frase famosa
tomada de los escritos de Hugo Grocio (1583-1645). Este proyecto está basado en
varios presupuestos. Quisiera ahora fijarme en tres de esos presupuestos, dice el
P. Fernando Pascual:
Primero: pensar que la razón humana es capaz, por sí sola, de llegar a algunas verdades asequibles para todos en el campo de la ética individual y social, aunque sean normas tan genéricas como el principio de tolerancia y el principio de respeto hacia la diversidad.
Segundo: consiste en suponer que gran
cantidad de normas y leyes que rigen la vida de muchos pueblos no son
racionales, si es que no llegan a ser irracionales e, incluso, injustas. Normas
como las que se refieren, por ejemplo, a la circuncisión femenina, a la manera
de educar a los hijos, etc., que no siempre se basan en criterios racionales ni
en el respeto a los derechos humanos, sino en tradiciones milenarias que en
ocasiones son gravemente injustas o simplemente absurdas.
Tercero: Es el más complejo; afirmar que la idea que los hombres podamos tener acerca de Dios es más un obstáculo que una ayuda para elaborar una ética válida para todos. En palabras más sencillas: creer en Dios no haría a nadie más bueno ni más honesto ni más sociable.
Más aún: millones de
personas han justificado crímenes atroces e injusticias seculares apoyados en
que Dios “está con nosotros” o en que “Dios así lo quiere”, como si el creerse
poseedores de la religión verdadera fuese una especie de permiso para cometer
cualquier tipo de atrocidades.
Si se habla de Moral, de una u otra manera se debe
tocar el tema de la religión y he allí donde entra a jugar Dios, sea cual fuese
el concepto que tengamos de ÉL. Es tarea del humano diferenciar el bien del
mal. Las reglas morales pueden ser diferentes dependiendo de la cultura del
país o de la época, pero todas están basadas en el camino de la persona hacía
la perfección...hacia DIOS.
No
querer hablar de religión en un ambiente universitario, es señal de escasa
capacidad para dialogar con sosiego y equilibrio. Habla de desprecio hacia el
semejante. Evidencia un egocentrismo intolerante. Estimado lector, ¡Usted tiene la palabra!
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