DE PADRES Y PADRINOS
Antiguo Testamento.
Los sacerdotes, profetas y reyes eran instrumentos y representantes de Dios. A
través de su ministerio se edificaba el pueblo (Dt. 17,8-14—18,22). En el Nuevo
Testamento, a Jesús se le da los tres títulos: Sacerdote (Heb. 4,14-16),
Profeta (Lc. 24,19) y Rey (Jn. 6,15; 18,36-37); (Mt. 21,1-11) (Mt. 27,37-42).
El Cardenal Newman,
recuerda al cristiano atender el triple ministerio de la Iglesia: el profético,
la regla de la verdad contra el relativismo; el sacerdotal, guía al
culto a Dios, y el ministerio real, autodominio, contra la ambición
desmedida. En este deber universal los
laicos tienen destacado lugar... porque se inicia en su familia y luego a la
comunidad.
“Son fieles cristianos quienes incorporados a Cristo
por el bautismo, se integran en el pueblo de Dios, participando por esta
función sacerdotal, profética y real de Cristo, cada uno según su propia
condición y, llamados a desempeñar la misión que Dios encomendó a cumplir en la
Iglesia y en el mundo” (Derecho Canónico 204)
¿Cumplimos estos
roles los padres y padrinos asumidos libremente?..De manera sencilla decimos que
sacerdote
es el nexo, unión o puente entre Ñandejara-Dios y la feligresía. ¿Somos
puente entre Dios y nuestra Iglesia doméstica, ñande tupao í? Recordemos:
a) Para Padres y Padrinos, Sacerdote significa vivir lo que se
predica: Padres coherentes, hijos coherentes. La palabra del incoherente carece
de valor. Un papá que enseña lo que vive educa mejor, porque con su ejemplo
enseña para que sus hijos no sean arrastrados por este torrente de pecado y
caos establecido.
Deben ser modelo
de conducta para los hijos. Padres mentirosos, haraganes, viciosos, deshonestos
(pókaré, tavý y mbareté) engendran hijos “problemas” para la sociedad.
b) Para Padres y Padrinos, Profeta
significa: Anunciar la Palabra de Dios y denunciar las Injusticias.
Es necesario conocer lo básico – al menos – sobre la Biblia y doctrina
católica. De lo contrario, nada se puede anunciar y menos enseñar.
Además de anunciar…denunciar
lo que está mal; en la calle, plaza, en las instituciones públicas, como
hizo Juan Bautista. Callar es complicidad. Ayuda meditar Lc. 4, 18-19.
c) Para Padres y Padrinos, Rey significa: Tener señorío, soberanía,
autodominio, sobre el modo de pensar, decir y hacer.
Pensar con honestidad, decir correctamente, hacer con integridad. El niño tiene
que ver, más que escuchar, en padres
y padrinos conducta esclarecida, por las virtudes de Prudencia, Justicia,
Fortaleza y Templanza.
¿Cómo hacerlo…? Con
una iglesia doméstica de valores, paternidad, oración, acción.
Si hay familia, es porque
hubo Papá y Mamá. Hablar de familia es un gran desafío, porque nunca como hoy,
se vive bajo tantas presiones: estrés laboral, inseguridad, crisis económica,
violencia social, consumismo, entre otros males que afectan las relaciones
interpersonales.
Como metástasis, estos
males (violencia, drogadicción, alcoholismo, prostitución a edades cada vez más
temprana) sufren los hijos, lo que produce “hijos huérfanos”, según el sociólogo Sergio Sinay, quien
señala algunos tipos de Orfandad:
- Orfandad Ética:
Los hijos están privados de referencias éticas. Los padres no trasmiten
valores, (porque no tienen o porque los ignoran).
- Orfandad Afectiva:
Los hijos carecen de afectos que refuercen el valor como persona. Esta orfandad muchas veces es sustituida por “cosas-regalos materiales”.
- Orfandad
Comunicativa: En casa no hay diálogo. Se vive juntos, pero no “unidos”.
- Orfandad
Normativa: No hay normas ni límites para nada. Todo es permitido en nombre de
la “democracia, libertad y dignidad”…. Y finalmente;
- Orfandad
Espiritual: El Dios Uno y Trino, es aplastado por el “dios de las 4 P´s”: plata,
poder, placer, prestigio. Nos dejamos “hormear
como estúpidos” por el fútbol mercantil, las pornografía de la Tv (arropada
de diversión) y tantos “ídolos pasajeros” que “superan a Dios”. ¿Qué idea de
Dios tienen hoy muchísimas familias que se declaran cristianas?
Luego, hay que disciplinar
proactivamente a los hijos. Disciplinar no es castigar. Es discipular, guiar, enseñar, modelar. Pero ha de evitarse dos
extremos: el Permisivismo y el Autoritarismo. Se disciplina
proactivamente:
1. Fomentando el respeto a los
padres: El respeto del hijo a los padres es innegociable. Si el hijo quiere helado
-en vez de almorzar- y mamá lo niega, aquel patalea, grita y se tira al
suelo. Mamá cede diciendo: “bueno
mba-é, un helado ko no te va hacer mal”
¿Qué aprendió? Que
si reacciona emocionalmente conseguirá todo lo que pide. Esperará que todo el
mundo acceda a sus deseos y se convertirá en un “amoroso tirano” haciendo de
sus padres, esclavos de sus caprichos y, fuera de casa, un problemón, terrible.
2. Respetar a los hijos: No se
puede exigir respeto si no se respeta. No se debe violar sus conciencias
pidiéndoles hacer lo que no se debe. Muchos padres “usan” a sus hijos…
3. Vivir con lo estrictamente
necesario. Un ejemplo de consumo idiotizante: La excesiva polución informativa
que oferta todo tipo de productos, muchos, innecesarios.
¿Cómo hacer para no
educar como idiotas e indecentes morales? C. Díaz responde: Viviendo de otro
modo, con templanza. La templanza grita a los padres: ¡Moderen el despilfarro,
tengan austeridad! Si lo hacen (no solo si lo dicen), los hijos aprenderán que no
es feliz quien más tiene, sino quien menos necesita, aunque si un máximo es
superfluo, un mínimo es necesario. Si no se desea mucho, hasta las cosas más
pequeñas parecerán grandes...
Recordemos a
Sócrates….!cuánto es lo que no necesito y lo que necesito, cuán poco lo
necesito! La familia sobria cuida de no complacerse demasiado en las cosas
llegando a sobreestimarlas de tal modo que, si dejaran de estar presentes
alguna vez, le quitará paz.
La templanza se
manifiesta de cuatro maneras en cuanto a los bienes: en la manera de conseguirlos,
de conservarlos, de acrecentarlos y de usarlos bien. El hombre superior ama su
alma. El inferior, sus cosas. Sólo sabe cuidar lo ajeno quien sabe poseer lo
propio. Las personas sobrias cuidan los pequeños gastos, sin caer en la
avaricia, por eso gastan una moneda menos de lo que ganan (actitud).
Quien compra lo
superfluo no tardará en vender lo necesario. Sólo un lujo es irreprochable,: el
lujo de despojarse de lo superfluo, un lujo bendito que comienza por educar
mejor los hábitos del gusto y del
consumo. La templanza, por lo tanto, es una virtud del día a día, de
la vida corriente, concluye el hermano en la fe Carlos Díaz.
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