domingo, 2 de julio de 2017

COMPROMISO BAUTISMAL

DE PADRES Y PADRINOS

Resultado de imagen para bautismoAntiguo Testamento. Los sacerdotes, profetas y reyes eran instrumentos y representantes de Dios. A través de su ministerio se edificaba el pueblo (Dt. 17,8-14—18,22). En el Nuevo Testamento, a Jesús se le da los tres títulos: Sacerdote (Heb. 4,14-16), Profeta (Lc. 24,19) y Rey (Jn. 6,15; 18,36-37); (Mt. 21,1-11) (Mt. 27,37-42).

El Cardenal Newman, recuerda al cristiano atender el triple ministerio de la Iglesia: el profético, la regla de la verdad contra el relativismo; el sacerdotal, guía al culto a Dios, y el ministerio real, autodominio, contra la ambición desmedida. En este deber universal  los laicos tienen destacado lugar... porque se inicia en su familia y luego a la comunidad.

 “Son fieles cristianos quienes incorporados a Cristo por el bautismo, se integran en el pueblo de Dios, participando por esta función sacerdotal, profética y real de Cristo, cada uno según su propia condición y, llamados a desempeñar la misión que Dios encomendó a cumplir en la Iglesia y en el mundo” (Derecho Canónico 204)

¿Cumplimos estos roles los padres y padrinos asumidos libremente?..De manera sencilla decimos que sacerdote es el nexo, unión o puente entre Ñandejara-Dios y la feligresía. ¿Somos puente entre Dios y nuestra Iglesia doméstica, ñande tupao í?  Recordemos:

a) Para Padres y Padrinos, Sacerdote significa vivir lo que se predica: Padres coherentes, hijos coherentes. La palabra del incoherente carece de valor. Un papá que enseña lo que vive educa mejor, porque con su ejemplo enseña para que sus hijos no sean arrastrados por este torrente de pecado y caos establecido.

Deben ser modelo de conducta para los hijos. Padres mentirosos, haraganes, viciosos, deshonestos (pókaré, tavý y mbareté) engendran hijos “problemas” para la sociedad.

b) Para Padres y Padrinos, Profeta significa: Anunciar la Palabra de Dios y denunciar las Injusticias. Es necesario conocer lo básico – al menos – sobre la Biblia y doctrina católica. De lo contrario, nada se puede anunciar y menos enseñar.

Además de anunciar…denunciar lo que está mal; en la calle, plaza, en las instituciones públicas, como hizo Juan Bautista. Callar es complicidad. Ayuda meditar Lc. 4, 18-19.

c) Para Padres y Padrinos, Rey significa: Tener señorío, soberanía, autodominio, sobre el modo de pensar, decir y hacer. Pensar con honestidad, decir correctamente, hacer con integridad. El niño tiene que ver, más que escuchar, en padres y padrinos conducta esclarecida, por las virtudes de Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.

¿Cómo hacerlo…? Con una iglesia doméstica de valores, paternidad, oración, acción.

Si hay familia, es porque hubo Papá y Mamá. Hablar de familia es un gran desafío, porque nunca como hoy, se vive bajo tantas presiones: estrés laboral, inseguridad, crisis económica, violencia social, consumismo, entre otros males que afectan las relaciones interpersonales.

Como metástasis, estos males (violencia, drogadicción, alcoholismo, prostitución a edades cada vez más temprana) sufren los hijos, lo que produce “hijos huérfanos”, según el sociólogo Sergio Sinay, quien señala algunos tipos de Orfandad:

- Orfandad Ética: Los hijos están privados de referencias éticas. Los padres no trasmiten valores, (porque no tienen o porque los ignoran).
- Orfandad Afectiva: Los hijos carecen de afectos que refuercen el valor como persona. Esta orfandad muchas veces es sustituida por “cosas-regalos materiales”.

- Orfandad Comunicativa: En casa no hay diálogo. Se vive juntos, pero no “unidos”.
- Orfandad Normativa: No hay normas ni límites para nada. Todo es permitido en nombre de la “democracia, libertad y dignidad”…. Y finalmente;

- Orfandad Espiritual: El Dios Uno y Trino, es aplastado por el “dios de las 4 P´s”: plata, poder, placer, prestigio. Nos dejamos “hormear como estúpidos” por el fútbol mercantil, las pornografía de la Tv (arropada de diversión) y tantos “ídolos pasajeros” que “superan a Dios”. ¿Qué idea de Dios tienen hoy muchísimas familias que se declaran cristianas?

Luego, hay que disciplinar proactivamente a los hijos. Disciplinar no es castigar. Es discipular, guiar, enseñar, modelar. Pero ha de evitarse dos extremos: el Permisivismo y el Autoritarismo. Se disciplina proactivamente:

1. Fomentando el respeto a los padres: El respeto del hijo a los padres es innegociable. Si el hijo quiere helado -en vez de almorzar- y mamá lo niega, aquel patalea, grita y se tira al suelo. Mamá cede diciendo: “bueno mba-é, un helado ko no te va hacer mal

¿Qué aprendió? Que si reacciona emocionalmente conseguirá todo lo que pide. Esperará que todo el mundo acceda a sus deseos y se convertirá en un “amoroso tirano” haciendo de sus padres, esclavos de sus caprichos y, fuera de casa, un problemón, terrible.

2. Respetar a los hijos: No se puede exigir respeto si no se respeta. No se debe violar sus conciencias pidiéndoles hacer lo que no se debe. Muchos padres “usan” a sus hijos…
3. Vivir con lo estrictamente necesario. Un ejemplo de consumo idiotizante: La excesiva polución informativa que oferta todo tipo de productos, muchos, innecesarios.

¿Cómo hacer para no educar como idiotas e indecentes morales? C. Díaz responde: Viviendo de otro modo, con templanza. La templanza grita a los padres: ¡Moderen el despilfarro, tengan austeridad! Si lo hacen (no solo si lo dicen), los hijos aprenderán que no es feliz quien más tiene, sino quien menos necesita, aunque si un máximo es superfluo, un mínimo es necesario. Si no se desea mucho, hasta las cosas más pequeñas parecerán grandes...

Recordemos a Sócrates….!cuánto es lo que no necesito y lo que necesito, cuán poco lo necesito! La familia sobria cuida de no complacerse demasiado en las cosas llegando a sobreestimarlas de tal modo que, si dejaran de estar presentes alguna vez, le quitará paz.

La templanza se manifiesta de cuatro maneras en cuanto a los bienes: en la manera de conseguirlos, de conservarlos, de acrecentarlos y de usarlos bien. El hombre superior ama su alma. El inferior, sus cosas. Sólo sabe cuidar lo ajeno quien sabe poseer lo propio. Las personas sobrias cuidan los pequeños gastos, sin caer en la avaricia, por eso gastan una moneda menos de lo que ganan (actitud).

Quien compra lo superfluo no tardará en vender lo necesario. Sólo un lujo es irreprochable,: el lujo de despojarse de lo superfluo, un lujo bendito que comienza por educar mejor los hábitos del gusto y del  consumo. La templanza, por lo tanto, es una virtud del día a día, de la vida corriente, concluye el hermano en la fe Carlos Díaz. 

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