EN LAS ADVERSIDADES
El 30 de este mes, llamadas de congratulaciones,
deseos de abundantes bendiciones y felicidad infinita por el día de la amistad,
corto-circuitarán el tráfico satelital. ¡Claro que sí...Es que es el día de la mistad…! (Parte de este comentario ha sido enviado mi correo...¿amigo invisible?....gracias).
Definen amistad como una
relación afectiva entre personas, a la cual se asocian valores como lealtad, solidaridad,
incondicionalidad, amor, sinceridad, compromiso, entre otros, y que se cultiva
con interés recíproco a lo largo del tiempo. Por eso tal vez William
Shakespeare acuño este pensamiento: “Los amigos que tienes y cuya amistad ya has
puesto a prueba, engánchalos a tu alma con ganchos de acero”.
Otros dicen que la amistad se demuestra
en la preocupación por el amigo, interesándose por su bienestar, por sus
problemas y logros. Un amigo es el que está en todo momento, el que te levanta
cuando estás decaído. Es en los momentos difíciles donde la amistad se pone a
prueba.
Se afirma que las
amistades tienen diferentes grados. Los amigos con quienes tenemos relaciones
lejanas y aquellos con quienes el trato es tan cercano que los consideramos “mejores amigos”, dándole a esta, un grado de
superioridad sobre las otras.
No pocos dicen que
amistad es respeto al amigo tal como es.
Dejar que tenga plena libertad de actuación y no pretender jamás adueñarse de
su voluntad. El amigo encuentra al amigo en pie de igualdad. Ninguna forma de
amor respeta tanto la libertad del otro como la amistad. Sinceridad y
franqueza.
Los amigos que tienes y cuya amistad ya
has puesto a prueba, engánchalos a tu alma con ganchos de acero. (William
Shakespeare) El antiguo adagio reza: «Sólo en el peligro se conoce al verdadero
amigo».
También están quienes se preguntan: ¿Existe la verdadera amistad? Y
no son pocos los que responderán que no, “que toda amistad es temporal y casi
siempre interesada y que las personas vienen y van, como las estaciones del año.
Según ellos, es “mejor establecer relaciones intensas que duran lo justo, para
después dejarlas e iniciar nuevos lazos”.
“Dicen
que en las malas sabes quiénes son tus amigos, efectivamente, cuando estuve
enfermo mucha gente se alejó, fingían apoyarme pero al final no aguantaban y me
dejaban o ponían pretextos tontos, lamentablemente no pedí la enfermedad, pero
otras personas se cargaron el problema y fueron fundamentales en mi
recuperación”.
Verdad es que suceden cosas desagradables
entre amigos. Pero no siempre es así. Estamos seguros de que hay amigos fieles
que están ahí ante cualquier problema y que te compaña siempre. La verdadera
amistad no va más allá de dos o tres personas.
La amistad verdadera es esa que te
enriquece, que te enseña cosas nuevas, que te hace ver la vida de un modo más
interesante y fácil. Sin pedirte nada a cambio, solo tu compañía. Es decir,
acepta nuestras fallas, defectos y limitaciones, sabiendo disculpar y perdonar
de la misma forma que uno desearía ser perdonado y disculpado por el amigo.
Algunas características nos hacen un buen
amigo encontramos en Filipenses 2:3-4: “Nada hagas por contienda o por
vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como
superiores a uno mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual
también por lo de los otros”.
Los mejores amigos no son permisivos ni
te van a esconder la verdad para no “herirte”. La amistad verdadera llama a
la corrección fraterna, porque busca el bien. Al amigo se pide consejo con
total tranquilidad sabiendo serás escuchado. ¡Los Amigos verdaderos no son
cómplices!
Todos tenemos nuestras intimidades. Y
cuando algo necesitamos confiar, sabemos que hay alguien a quién acudir. La
confianza incondicional es algo muy difícil de encontrar, de ahí que sean muy
pocos los amigos con los quienes establecer esta unión.
Con razón, el novelista español, Mateo Alemán
ha dicho: “Deben buscarse los amigos como
los buenos libros. No está la felicidad en que sean muchos ni muy curiosos;
sino pocos, buenos y bien conocidos”
En Proverbios 27:6 leemos: “Fieles son las heridas del amigo, pero
engañosos los besos del enemigo”, o lo que es lo mismo: “El que te quiere te aporrea; el enemigo te besa
hipócritamente”. Porque, un amigo se interesa en ser honesto contigo aun
cuando esto te duela. La verdadera amistad dura toda la vida.
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