GUÍA EN EL
DESIERTO
Moisés es guía de la humanidad en la
travesía del desierto. Salvado de las peripecias del mar, comienza para Israel
su peregrinación por el duro e inhóspito desierto. Las tres etapas principales
de esta marcha son: El Sinaí, Cades, Moab.
Y los problemas que las acompañan pueden
resumirse así: a) actitud rebelde
del pueblo que no acepta su nueva situación, b) intercesión constante de Moisés
ante aquella actitud, c) acompañamiento
milagroso de Yahve que libra a su pueblo del hambre, de la sed y de la guerra.
La peregrinación es la metáfora de la
vida. Estamos y vivimos en el camino. La travesía del desierto es difícil. El
desierto es recio, árido, ingrato, lugar de silencio y soledad.
Cuando decimos “travesía del desierto”,
nos referimos a la dura travesía de la existencia, es decir, al mundo en que
nos desenvolvemos, mundo que se encuentra- a juicio de muchos- en un momento
histórico de profundas transformaciones y muy serios desafíos, un mundo de violencia
y de inquietudes.
Los desafíos: Un mundo en que nadie
fuera excluido, sería un mundo ideal. Sería un mundo como en el que siempre
soñamos: limpio y solidario, habitable para todos; un mundo en que la persona
sea respetada por sí misma y todos los hombres desarrollaran sus capacidades y
disfrutaran de todos sus derechos.
Por desgracia, estos sueños distan mucho
de hacerse realidad. El espejo de nuestros sueños, se rompe en mil pedazos cada
vez que despertamos. Constatamos que el mundo en que vivimos está lleno de
violencias e injusticias, miserias y marginaciones.
La violencia: En no pocos casos, esta
violencia marca las relaciones entre las personas y entre las comunidades; la
pobreza oprime a millones de habitantes; discriminaciones y persecuciones por
motivos raciales, culturales y religiosos obligan, a muchas personas a huir de
sus países buscando refugio y protección en lejanos lugares.
Existe, además, amenaza constante en lo
que se refiere a la relación hombre-ambiente, debido al uso indiscriminado de
los recursos, con repercusiones contra la salud física y mental del ser humano.
Asaltos, muertes violentas, inconcebibles
guerras, actos terroristas, injusticias, cárceles, emigración, sufrimientos,
retroceso económico, etc., son signos recordatorios de que no estamos en el
mejor de los mundos.
Nuestras inquietudes: Una de nuestras
inquietudes procede de la pobreza que sufren tantos hombres, mujeres, niños,
ancianos, mientras que otros tantos, gozan de riquezas escandalosas. La pobreza
es una de las más graves “preocupaciones” de la comunidad internacional.
De ahí, las preguntas, a modo de
plegarias: “Señor, si se acaban los buenos, ¿cómo no tener miedo de perecer con
ellos?...Señor, si los poderes políticos y económicos imponen sus criterios,
¿cómo y a qué permanecer fiel?
Señor, si hay tantos que pasan hambre-
hambre de pan, de salud, de educación- ¿cómo convivir en esta sociedad? Señor,
reconozco mi propia debilidad, ¿cómo poder resistir a tanto acoso si, además,
tantas veces he sido víctima de mí mismo?"
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