sábado, 3 de mayo de 2014

¿TOLERANCIA O PERMISIVIDAD?

 ¿Cuestión de discernimiento?
- cuando todos los    
Afirmaba Secundino Núñez: Nuestra sociedad es de signo “permisivo”. La sociedad del “ayer” cerrada, de control absoluto, paternalista, ha dado paso a la sociedad permisiva. La permisividad aparece necesariamente en un tipo de sociedad pluralista y lleva consigo como consecuencia la mal entendida “tolerancia”.

Factores como “pluralismo y permisividad” repercuten hondamente en la manera de vivir y de formular la moral. La permisividad que es propia de nuestra actual sociedad decadente tiene dos manifestaciones fundamentales: la permisividad social y la jurídica. Con respecto a la permisividad social, muchas conductas éticamente reprobables permanecían antes en la esfera privada, mientras que ahora han pasado al estadio de lo público (no para corregirlas, precisamente). Hoy ser coimero o adúltero nada significa: aunque juzgado reprobable, la sociedad lo acepta.

En cuanto a la permisividad de tipo jurídico, los valores morales y  cristianos no pocas veces son avasalladas por la ley positiva. Un ordenamiento jurídico concreto (el divorcio, aborto o medidas sustitutivas de peligrosos sujetos con antecedentes, por ejemplo). Bueno es recordar que la ley ha de estar al servicio del hombre y no someterla, haciéndola rehén de aquella.

“Es preciso y exigencia respetar a todas las personas, aunque no siempre toda idea y convicción son respetables”. La sociedad permisiva es una sociedad falsamente libre, pues todo permite y nada garantiza. Por eso en ella prospera la delincuencia organizada, se propaga la droga y otros múltiples males. ¡Y no pasa nada!

No es descabellado afirmar que la permisividad hace desaparecer a Dios del horizonte del hombre. Así las cosas, el permisivismo consiste en un auténtico absolutismo del libertinaje. Nada respeta. El que quiera liberarse de la “Libido reprimida” juzgará lícito cualquier medio para conseguir ese fin.

Los hijos que hacen lo que quieren, sin frenos ni medida, son ejemplos vivos de esta sociedad permisiva, ya con aromas delincuencial. Los estilos de bullying al uso, también son frutos de una sociedad permisiva e hipócrita.


Es hora de ponernos los pantalones largos y hacer lo que debemos.

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