martes, 13 de mayo de 2014

PRINCIPIO de BENEFICENCIA

¿Es rentable ser honesto?

Dice el Diccionario Larousse, Principio: “concepto o idea que sirve de base a un orden determinado de conocimiento, o sobre el que se apoya un razonamiento”.

La bioética ha utilizado eficientemente estos cuatro principios. Pero estos principios no son exclusivos de esta o aquella disciplina. Debería utilizarse en todas las actividades humanas. ¿Cuáles son estos principios?: (1) Principio de beneficencia, (2) Principio de autonomía, (3) Principio de justicia y (4) Principio de no maleficencia.

El diccionario de la Real Academia Española dice que “beneficencia”, significa, en primer lugar; “virtud de hacer el bien”. La palabra beneficencia y la invocación del principio de beneficencia son frecuentes en ética, sobre todo en bioética.

Dice el Dr. Hortal en Ética General de las Profesiones p. 113: “No parece igualmente apropiado hablar del principio de beneficencia en profesiones como las de arquitecto, juez, plomero o bibliotecario. Sin embargo también estos profesionales están obligados a “hacer bien” lo que hacen; por ahí hay que empezar; esa es su principal manera de “hacer el bien”,  a quienes acuden a ellos en busca de sus prestaciones de bienes y servicios profesionales” (Las negritas son mías)

Los científicos David Ross y William Frankena, son dos autores precursores de la formulación de los cuatro principios de la bioética, entre ellos el de beneficencia. En su libro “lo correcto y lo bueno” enumera D. Ross la beneficencia entre los “deberes” que todos los seres humanos consideran intuitivamente como obligatorios al menos en una consideración inicial: fidelidad, reparar los daños, gratitud, responsabilidad,  justicia, perfeccionamiento propio y no, maleficencia. (p. 114)

¿Por qué no hacemos bien lo que hacemos? Al hacer “vai vai”  una tarea ya estamos atentando contra la misma tarea, y contra quien nos pidió realizar esta o aquella actividad.

Podríamos preguntarnos, cualquiera sea nuestra profesión ¿está conforme el cliente, paciente o empleador con las actividades que me fueron asignadas? ¿Podría haberlo hecho mejor aunque el interesado (cliente, paciente, patrón…) no se hubiere percatado?. ¿Pensé solo en mis ganancias y ventajas y no en los intereses de quien me da trabajo?

Para hacer bien lo que debemos, no basta con desearlo. Es necesario lograr hábitos de hacer bien, lo que hacemos. Esto requiere voluntad, tiempo y paciencia. ¿Qué es enseñar bien? ¿Qué es hacer una buena reparación de un automóvil?... Hacer bien es que el otro quede satisfecho con mi trabajo. Ello significa virtud de hacer el bien.

Que Nuestra Señora de Fátima, en su día, nos ayude a ser excelentes en la realización de nuestras profesiones, oficios y cualquier servicio.

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