¿Para qué?
El verbo “poder” fascina, impresiona, atonta y embrutece. ¿Y por qué
no, si con poder puedo hacer lo que quiero?. ¿Quién no aspira el PODER?
El poder visible lo vemos, sentimos y padecemos todos los días. Cuando
los magnates de la tierra exhiben sin pudor sus bienes. Vemos, el poderío de la
fuerza bélica matar miles de personas en zonas de conflictos. Vemos también, a
quienes detentan el poder aquí y allá, en esta comisión, en aquel barrio, en el
país. Ellos tienen poder. Pero, ¿para qué?, si muchos ni siquiera
pueden usarlo para lo que dicen querer….
Es lícito pensar que muchos -sean políticos o no- deseen hacer el
bien, ocuparse de mejorar la sociedad, lograr el bien común….pero, ¿cuántas cosas buenas han logrado hacer con
todo el poder que tienen? ¿Cualquiera en campaña electoral, busca afanosamente
el poder, promete, entre tantas cosas, justicia e igualdad. Un ejemplo:
Hasta hoy, ¿puede señalarse a algún gobierno haber conseguido algo de justicia con el tan cacareado mito llamado distribución
de las riquezas? ¿Es posible cumplir con tal propósito?.Y si no lo es,
¿por qué mienten? Es urgente y necesario abandonar definitivamente el abúlico
conformismo que tanto caracteriza al hombre pererí.
Es que al hombre con poder le provoca sentirse como dios, dueño
de sí mismo, de los demás, y capaz de resolver todos sus problemas. ¿No se
creyeron dioses quienes en los campos
de concentración de Auschwitz, condenaron a muerte a millones de personas, de
los más espantosos modos? ¿Con qué derecho se mató a miles de inocentes, varones,
mujeres, niños? Los responsables del genocidio ¿no usaron el poder para tamaño
crimen y vergüenza de la especie humana?
En este sentido, nuestros políticos, salvando las consabidas
excepciones, están en deuda acrecentada con el pueblo a quien dicen representar
y servir, pues ¿qué es el bien común para muchos de ellos?.... ¡Nada! Si el
político no es fecundado en la matriz de lo ético, qué esperanza hay.
Verdad es que el Estado representa el poder de una oligarquía policía-militar
(aparato represivo), político-burocrática (administración) y económica
(resultado de las anteriores). El Estado es un mal, sin embargo es un mal
necesario. Justo es reconocerlo. Fuera de él, ¿qué empresa capitalista se hará
cargo de los servicios no rentables en aquellos campos que la vida humana
necesita ser defendida como, salud, educación, vejez y comunicación, entre
otros? (Aunque asoma la duda sobre la APP).
Pero, cuando el Poder-Estado no cumple sus funciones se convierte en
un «dios» voraz y expoliador. ¿Porqué
tanto gastos bélicos y militares? ¿Para defender la soberanía? ¿Qué
soberanía…dónde?. Nos queremos anti-belicistas, pacifistas, no-violentos.
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