sábado, 17 de mayo de 2014

HIPÓCRITA SOCIEDAD

Engañosa, superficial y contradictoria.

¿Quién puede dudar, que nuestra sociedad resulta ser un fenómeno de dos caras?  Por un lado, la faz luminosa de fiestas, fútbol, vitrinas que ofrecen producto de moda, tecnología, barrios lujosamente adornados y demás bondades del mundo posmoderno.

Pero la contracara muestra un rostro feo, sucio y arrugado: cárceles superpobladas, hombres fracasados, gente miserablemente irrespetuosa y prepotente, malos políticos, es decir, una gran porción de gente indeseable, para quienes lo que en ética es verdad desgarrada, en política se torna falsedad encubierta. (C. Díaz-Corriente Arriba p. 101).

Sin embargo, lo más grave de esta sociedad es la fracturación interior del hombre actual: gigante tecnológico, pigmeo moral. Este tipo de hombre no es firme. Irresoluto,  inseguro y confuso, se vuelve víctima de cualquier corriente ideológica engañosa, superficial y contradictoria.

Dice preocuparse de los graves problemas sociales, de la injusticia, de escandalosos robos en instituciones públicas, y conductas ciudadanas reprochables….pero no las reprime. Afirma buscar la verdad, pero hace todo lo posible por no encontrarla.

Hipocresía es simplemente no pensar correctamente, no decir la verdad, no transitar por las angostas avenidas de la veracidad. Con otras palabras, hipocresía es una actitud propia de hombres de malas acciones y mentirosos (1ª. Tim 4,2). Luego, la hipocresía comparte morada con la maldad, el engaño, la calumnia, la envidia y demás vicios.

La hipocresía fractura a la persona en dos partes: una exterior que muestra simpatía, justicia, sinceridad; la otra, todo lo contrario, malvada. Siempre ha habido hipócritas, y posiblemente, seguirá habiendo. Hoy este mal parece haber sido muy “perfeccionado”.

En tiempos de Jesús, los fariseos cerraban el camino del reino de Dios para que otros no entren (Mt. 23,12). Los hipócritas de hoy, cierran la puerta del reino de los cielos y el reino de la tierra. Destruyen la fe en Dios y además, la confianza en el semejante. Solo les importa el mundo presente y explota a quien sea, en beneficio propio.

La hipocresía es un vicio de la conducta personal. Pero se practica sólo en la sociedad, porque no se puede ser hipócrita en la soledad, pues, ¿a quién engañar si se está sólo?
¿Ante quién aparentar lo que no se es, es decir, ante quién mentir? La hipocresía incluye al individuo y al colectivo como tal.

Por consiguiente, son hipócritas las personas, quienes a su vez, “hipocritizan” las instituciones y éstas, contaminan a toda la sociedad, ¡y el círculo vicioso no para..!
Dadas las circunstancias, no es de extrañarse que toda la sociedad esté descompuesta, fatigada, fracturada, desesperanzada…. alejada cada vez más de los valores morales.

Crear comisiones y ni más leyes para obtener seguridad en las rutas – por ejemplo – es hipocresía: con que las autoridades hagan cumplir las que ya están vigentes habrá menos caos y muerte. Los cristianos debemos luchar corriente arriba… el resultado del nuestro esfuerzo, lo dejamos al Gran Juez, Justo y Misericordioso.  

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