¿Mercurial o
Volátil?
El escritor Milan Kundera ha dicho: “El amor empieza por una metáfora” y una de las mejores metáforas, es
para muchos, la del filósofo español José A. Marina, quien ha acuñado la frase
amor mercurial, para definir el amor posmoderno”. (cfr. Dr. Mario Pereyra –
Revista Vida Feliz).
La figura hace referencia al mercurio escapado de los termómetros
rotos, que forma bolitas brillantes, cuyos fragmentos se unen y vuelven a
separar para recomponerse con otros residuos, formando burbujas. Es un juego
divertido para los niños.
Experiencias en mi tarea pastoral, reafirma que la relación de pareja
hoy es inestable. Una relación mientras
resulte psicológicamente placentera o gratificante. No hay compromisos. ¡Grande es la diferencia entre parejas de cuarenta
años… y las actuales generaciones!
En el amor mercurial o volátil no hay reglas,
ni compromisos, ni responsabilidades. Ahora se habla sin pudor de “amigo con
derecho” que no es sino un contrato entre “dos cuerpos”, cuyo vínculo superficial dura el tiempo de
acto “perruno”. Las parejas mercuriales buscan
relaciones intensas, sin preocupaciones y en continuo recambio. Pregúntese:
¿Qué tipo de familia produce estas parejas? ¿Qué serán de los hijos?
Transcribo parte de las ideas del artículo de Ricardo Bentancur –
Revista Vida Feliz – mayo 1998: “Se ha roto la postal del amor. La foto de la
felicidad retratada por la feliz pareja abrazada con una amplia sonrisa llena
de ilusiones, se ve ennegrecida o amarillenta en algún cuadro o álbum
empolvado. El sueño del hogar feliz y para siempre, se transformó en pesadilla
de padres separados y de hijos que sufren el abandono o maltrato”.
En las últimas décadas se ha producido un “tsunami” en la organización
familiar. “Aparecieron las familias monoparentales, pues, al disolverse el
vínculo conyugal tan fácilmente, queda el hijo con uno de los padres, abuelos u
otros familiares, generalmente con la madre. Pero si por acaso se reconstruye
un matrimonio estable, se hablará de “familia reconstruida”, con “los míos, los tuyos y los nuestros”
“Hace algunas décadas - lo recordamos – existían las familias
ampliadas, integradas por los parientes que se reunían y compartían encuentros
llenos de alegría, hermanos, primos, tíos, etc. Hoy el proceso de dispersión
alcanzó a la relación conyugal. Ahora es papá o mamá quien lleva al hijo a la
placita o al shopping el fin de semana, cuando le toca el turno indicado por el
juez, luego de la separación. Se impuso la modalidad de “cápsula” en la vida
posmoderna”.
Las nuevas figuras del escenario familiar son, entre otras cosas, el
“tercero”; el “novio” de mamá o la “novia” de papá. El novio-esposo o la
novia-esposa del hijo adolescente que queda a dormir en el mismo dormitorio; la
figura del padre ausente, o del esposo de fin de semana, que se alimenta del
nuevo sistema amor-negociación; es decir, la relación de pareja como
algo transaccional y de conveniencia (...)
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