martes, 27 de mayo de 2014

IMAGEN O VERDAD

¿Cuál es más importante?

Este tiempo moderno se caracteriza por la obsolescencia y por la imagen que esclaviza y somete al hombre. Siempre ha sido así; hoy lo es más aun… porque para tantísimos, es más importante la careta que la verdad. ¡Ejemplos tenemos a montones!

Ricardo Bentancur- Revista Vida Feliz,  enero -1.998 p. 4 – escribe cuanto sigue: “La apariencia – decía Hegel – no es más que la esencia  que existe en su inmediatez”, es decir,  donde todo queda en ese nivel superficial, externo, cambiante, cuando el ser se funde en el aparecer.  Es el imperio de lo frívolo, del hombre light.

De un estilo de vida basado en la ostentación, de un apetito patológico por tener cosa, aparentar grandezas, aparecer en las revistas y en programas televisivos del “cholulaje” ) - ganarse, aunque más no sea unos minutos la atención del famoso de turno, modelo, jugador, etc.- cuando lo único que interesa es la autocomplacencia y la fama.

¿Por qué no aspiramos lograr prestigio o reputación cuando se ganan y combinan la admiración, el respeto y la confianza? ¿Qué aporta al bien común la fama por la fama?
¿Cuántos famosos de la farándula o del fútbol no son verdaderos maestros de indecencia, prepotencia y de otras tantísimos malos ejemplos?  Así las cosas, ¿para qué sirve la fama?

En sociología el prestigio social se refiere al grado de aceptación general que tiene una conducta, y actitud o situación social entre los miembros de una sociedad o familia. Es lo que necesitamos para mutar nuestra conciencia enclenque y, por tanto, nuestra alicaída conducta ciudadana.

Se afirma que, frecuentemente el prestigio social de una determinada situación se asocia a signos convencionales, que lleva a la imitación. Si imitar al alguien es considerado como falto de creatividad, tanto peor es imitar al ídolo de turno, generalmente, mal vestidos, cuando no, con indumentaria harapienta y horribles tatuajes…… provocando en gente con buen gusto, polución visual, como mínimo.

Si imitar es malo, entonces elijo el mal menor, imitando a un papá dedicado, honesto y trabajador, a un joven respetuoso, a una mamá sacrificada, a un profesor dedicado a su ministerio, a un político moralmente sano…

Conclusión, prefiero vivir en el decentemente en el anonimato antes que ser famoso por ladrón; prefiero no aparecer en la tele, si contribuyo a vender caretas y mentiras. Renuncio a la imagen, a la fama, a la corbata, es decir, al vyroreí, antes que perder la libertad, porque ya lo dijo el Galileo: “La verdad os hará libres”

No hay comentarios:

Publicar un comentario