Vocablo ingeniosamente prostituido
En estos tiempos posmodernos, donde todo se ha relativizado y convertido en light, el “morirse” por un amor es casi rutinario. Ahora los jóvenes y niños, incluso, frecuentan el amor físico con tanta facilidad y precocidad, considerando la función amatoria como un juego placentero (puro acto perruno, como lo definiría un colega).
Ya lo sabemos, el Eros
o la pasión por la carne no es el ágape, no es el amor en su pureza y
profundidad espiritual que busca el bien del otro. El CIC (Catecismo de la
Iglesia Católica Nº 2360 expresa: “La sexualidad está ordenada al amor conyugal
del hombre y de la mujer. En el matrimonio, la intimidad corporal de los
esposos viene a ser un signo y una garantía de comunión espiritual. Entre
bautizados, los vínculos del matrimonio están santificados por el Sacramento”.
Fuera del matrimonio, todo
acto sexual, atenta contra el sexto mandamiento que dice: “No fornicar”.
Hoy esto suena “ridículo, perimido y medievalesco”, que mueve a burla y desprecio
de quienes ven en “el hacer amor” un simple acto biológico. La sexualidad no se
reduce a la genitalidad, solamente.
El ágape representa
el amor de Dios, y por lo tanto es el único verdadero amor, en el sentido
estricto y total de la palabra. Amor es afección, suavidad, cariño
solidaridad hacia el “otro”. No posesión del otro. Quizá sea
oportuno reflexionar sobre “El amor y la sexualidad”
Se oye decir que el amor no nace de la
sexualidad; el amor tiene que crecer hacia ella. Tiene que existir antes. El
amor que no quiere aprender, es egoísta. El amor maduro no intenta dominar a
los demás, los deja en plena libertad.
Pero las estadísticas tienen una versión
diferente. ¡Ojo con las estadísticas acerca de temas íntimos! La inocencia de
los niños es un llamado a educar en valores y responsabilidad antes que sea demasiado
tarde ¿O ya lo es?.
Nuestra enseñanza moral debe ser
positiva y no defensiva. Es necesario enseñar a los adolescentes la verdad
abierta, clara y respetuosamente. Nuestro trabajo es enseñar a tener fe, no a
dudar, aunque ello nos de fama de retrógrados.
Cuando los medios de comunicación social
y ciertos “intelectuales detergentes” presentan el uso del preservativo como un
acto de responsabilidad y de solución al problema del SIDA, están invitando a niños
y jóvenes a hacer lo que les gusta, solo para evitar enfermedades o embarazo.
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