Comunidad
de personas ligadas por una comunidad de origen
El
Sexo es un instinto que produce una
institución;
y es positivo y no negativo, noble y no ruin, creador y no destructor, porque
produce una institución. Esa institución es la familia: un pequeño estado o
comunidad que, una vez iniciada, tiene cientos
de aspectos que no son de ninguna manera sexuales. Incluye adoración,
justicia, festividad, decoración, instrucción, camaradería, descanso.
El sexo es la puerta de la casa; y a los
que son románticos e imaginativos, naturalmente les gusta mirar a través del
marco de una puerta. Pero la casa es
mucho más grande que la puerta. La verdad es que hay quienes prefieren
quedarse en la puerta y nunca dan un paso más allá” (G.K. Chesterton)
La estabilidad y monogamia de la familia
humana tienen raíces, no sólo espirituales, sino también biológicas, puesto que
sin ellas la prole humana no podría sobrevivir. Sin familia, el hombre no es
viable, ni siquiera biológicamente: una mujer embarazada, un bebé, unos
ancianos que ya no se valen de sí mismos, unos hombres enfermos, etc.,
necesitan un hogar, una familia donde
poder existir, amar y ser amados, cuidados y alimentados.
El hombre es un ser familiar precisamente porque nace:
los que nacen son niños, no personas mayores.
La familia es la principal tarea humana,
tanto pasiva (la niñez) como activa (la adultez). La familia es el depósito de los valores que más profunda y
permanentemente quedan grabados en el espíritu de sus miembros mediante la
educación. (Actitudes religiosas, virtudes propias, modos de valores ideales, etc.)
Por eso, la familia de cada uno es aquella donde se nace, y es sólo una, y
siempre la misma. La propia naturaleza, al traer hijos, pide que la familia
sea indisoluble. Una familia soluble en realidad no es tal,
sino un grupo episódico, nacido de un acuerdo temporal. Los niños y los
ancianos desmienten que el
matrimonio, y en consecuencia la familia, se puedan disolver alegremente. Eso es una cosa inventada por irresponsables.
Por lo tanto, hay relaciones humanas nacidas para durar toda la vida. ¿Hay algo más
forzado y doloroso que el hecho de que papá y mamá se separen? Los niños y los
ancianos sólo están bien cuidados en su familia; y debemos tomarlos en serio.
La familia es estirpe porque permanece incrustada en la cadena inmemorial de
las generaciones, y no de la pareja. Y ello es así aunque no estemos
acostumbrados a pensarlo. (p.288)
Hoy, con tanto relativismo moral,
valdría la pena tomarse el sexo en serio, con un sentido propio y específico. El lugar natural del sexo en la vida humana
es el amor conyugal, donación permanente entre el varón y la mujer. Así se
podrá disminuir mucha orfandad, entre otras miserias. La más grave de ellas es
la miseria afectiva de tantos niños en la calle como de ancianos en situación
de abandono, quienes carecen de seres por quienes ser amados. Un hombre sin familia
es normalmente un ser desgraciado, aunque lo niegue.
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