miércoles, 9 de octubre de 2013

LOS “SIETE” PECADOS CAPITALES (III)

LA   LUJURIA

La lujuria es usualmente considerada como el pecado producido por los pensamientos excesivos de naturaleza sexual. Según otro autor la lujuria son los pensamientos posesivos sobre otra persona.

Debido a su intrínseca relación con la naturaleza sexual, la lujuria en su máximo grado puede llevar a compulsiones sexuales o sociológicas y/o transgresiones, incluyendo la adicción al sexo, el adulterio y la violación.


La debilidad principal de todos los hombres son las mujeres, y a través de las mujeres lo demás, pero el principal la mujer. ¿Cómo se puede superar eso...? Pues lo suyo seria encontrar una mujer buena, honrada y que te quisiera. Así se podría apagar la lujuria, debería de apagarse entera.

Sentir inclinación y admiración hacia el otro sexo no es pecado. Es una inclinación que Dios mismo puso en la naturaleza. Pecado es dejarse dominar por esa inclinación. Lo más peligroso es llegar a padecer “obsesión sexual”, que consisten en andar pensando, vivir pensando, vivir hablando sólo y siempre del sexo.

Las personas que padecen esta “obsesión” son tremendamente infelices, con bajísima autoestima y graves trastornos psicológicos, por constituir apetito desordenado e ilimitado de los placeres carnales. El término suele estar asociado al deseo sexual incontrolable, aunque, en realidad, también permite referirse al exceso o demasía de otro tipo de cosas.

La lujuria se vincula con la lascivia, que es la imposibilidad de controlar la libido. Las religiones suelen condenar a la lujuria. Para el catolicismo, la lujuria es un pecado capital, mientras que el hinduismo la señala como uno de los cinco males.

La religión, en general, considera que el deseo sexual en sí mismo es lujurioso, más allá de su pertenencia o no al campo de la obsesión. La condena moral a la lujuria está vinculada, por ejemplo, a la prohibición de las relaciones sexuales fuera del matrimonio.

Los medios masivos de información colaboran, en gran medida, para la “erotización” de la sociedad. En nombre de la alegría y entretenimiento, la señora lujuria vive cómoda en la” “tele”, en internet y en la mente de chicos y grandes.

La lujuria está relacionada, en otras palabras, a los pensamientos posesivos sobre otra persona. Cuando este tipo de obsesiones llega a un extremo patológico, puede generar compulsiones sexuales, abusos y violaciones.


Un principio teológico afirma que la fuente de amor siempre es Dios; al amar a Dios, se puede amar a todos los seres humanos. Cuando no hay amor a Dios, en cambio, no hay amor al resto de las personas. La lujuria aparece cuando se intenta poseer al otro sujeto para obtener amor, fuera de Dios. Se trata, por lo tanto, de una deshumanización del ser amado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario