LA LUJURIA
La
lujuria es usualmente considerada como el pecado producido por los pensamientos
excesivos de naturaleza sexual. Según otro autor la lujuria son los
pensamientos posesivos sobre otra persona.
Debido a
su intrínseca relación con la naturaleza sexual, la lujuria en su máximo grado
puede llevar a compulsiones sexuales o sociológicas y/o transgresiones,
incluyendo la adicción al sexo, el adulterio y la violación.
La
debilidad principal de todos los hombres son las mujeres, y a través de las
mujeres lo demás, pero el principal la mujer. ¿Cómo se puede superar eso...?
Pues lo suyo seria encontrar una mujer buena, honrada y que te quisiera. Así se
podría apagar la lujuria, debería de apagarse entera.
Sentir
inclinación y admiración hacia el otro sexo no es pecado. Es una inclinación
que Dios mismo puso en la naturaleza. Pecado es dejarse dominar por esa
inclinación. Lo más peligroso es llegar a padecer “obsesión sexual”, que
consisten en andar pensando, vivir pensando, vivir hablando sólo y siempre del
sexo.
Las
personas que padecen esta “obsesión” son tremendamente infelices, con bajísima
autoestima y graves trastornos psicológicos, por constituir apetito desordenado
e ilimitado de los placeres carnales. El término suele estar asociado al deseo
sexual incontrolable, aunque, en realidad, también permite referirse al exceso
o demasía de otro tipo de cosas.
La
lujuria se vincula con la lascivia, que es la imposibilidad de controlar la
libido. Las religiones suelen condenar a la lujuria. Para el catolicismo, la
lujuria es un pecado capital, mientras que el hinduismo la señala como uno de
los cinco males.
La
religión, en general, considera que el deseo sexual en sí mismo es lujurioso,
más allá de su pertenencia o no al campo de la obsesión. La condena moral a la
lujuria está vinculada, por ejemplo, a la prohibición de las relaciones
sexuales fuera del matrimonio.
Los
medios masivos de información colaboran, en gran medida, para la “erotización”
de la sociedad. En nombre de la alegría y entretenimiento, la señora lujuria
vive cómoda en la” “tele”, en internet y en la mente de chicos y grandes.
La
lujuria está relacionada, en otras palabras, a los pensamientos posesivos sobre
otra persona. Cuando este tipo de obsesiones llega a un extremo patológico,
puede generar compulsiones sexuales, abusos y violaciones.
Un
principio teológico afirma que la fuente de amor siempre es Dios; al amar a
Dios, se puede amar a todos los seres humanos. Cuando no hay amor a Dios, en
cambio, no hay amor al resto de las personas. La lujuria aparece cuando se
intenta poseer al otro sujeto para obtener amor, fuera de Dios. Se trata, por
lo tanto, de una deshumanización del ser amado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario