(Fundamentos de
Antropología - Ricardo Yepes S.)
Nos peguntamos
¿por qué la sexualidad se ha trivializado y al mismo tiempo se ha convertido
en algo tan extraordinariamente importante en el mundo en que vivimos?
Ambas cosas son compatibles aunque parezca una paradoja.
Hay inflación-oferta
de sexo porque su valor ha disminuido; por poco dinero se pueden comprar
toneladas de él. Antes había menos sexo disponible porque valía más, era un
bien escaso: estaba más protegido detrás de los férreos muros del pudor y la
intimidad conyugal, y no se exhibía. Se consideraba algo demasiado valioso y
trascendente para salir a la luz pública.
Hoy, cuando el
sexo está disponible de inmediato, cuando <hacer el amor> con una u otra
persona puede ser un juego o una simple aventura, el sexo parece haber perdido
su valor. Mostrar el cuerpo desnudo no es más importante que rascarse la nariz;
que los vestidos no disimulen ninguna parte de la anatomía corporal es tan poco
importante como que haga calor. El sexo ha pasado a ser algo demasiado poco
relevante y sin valor. Por no tomarlo en serio, lo tomamos demasiadas veces, en
dosis a nuestro gusto. Por eso ha crecido la obsesión por él. Veamos algunos
fines del uso del sexo según la sociedad actual:
1.
En
primer lugar, según el “cientificismo-terapéutico-funcional”, es una
actividad necesaria para la buena salud física y psíquica de la persona. ¡El
sexo es salud! (La castidad sería una perjudicial represión de las fuerzas
naturales). Abundan los “sexólogos” que pretenden ayudar a conseguir la
armonía psíquica de una persona con su sexo. El sexo se ha convertido en una técnica
placentera.
2.
En
segundo lugar, ha sucedido lo que podríamos llamar la <banalización lúdica y
comercial del sexo>, en la cual éste se transforma en producto de consumo
para clientes que lo demandan.
3.
En
tercer lugar, se piensa que el sexo se elige y la propia identidad se construye
a partir del sexo. Hoy se puede cambiar de sexo a gusto y paladar y nada ocurre
por ello. Sectores de la sociedad posmoderna lo acepta como normal,
4.
Pero
quizá, ante todo se busca el sexo seguro. Según esta concepción, hacer <el
amor> es la manera normal de quererse varón y mujer, y nada malo hay en
ello, puesto que no incluye nada parecido a la <culpa> o <pecado>.
Es el tiempo del carpe diem! sexual.
El sexo seguro, ante todo no tiene
fecundidad. Sí, permite cambiar de pareja y aumentar su frecuencia cuantas
veces se desee. Una amistad de pareja que incluye el sexo desea “divertirse”
como parte del juego (si el juego sale mal, aparece la figura del aborto)
Estimado alumno,
¿cuál es tu opinión al respecto de esta última Unidad?
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