miércoles, 30 de octubre de 2013

¿LO PASASTE POR LOS TRES COLADORES?

Un ejercicio espiritual para todos los tiempos

Conocido es el siguiente comentario atribuido al famoso sabio. Nervioso vino alguien (a) a Sócrates (s) para mantener este breve diálogo:

a - Escucha, Sócrates, quiero contarte algo, cómo tu amigo que soy…”
s -¡Un momento!, le interrumpió el sabio: ¿Hiciste pasar lo que me quieres decir por los tres coladores?

a - ¿Tres coladores?, pregunto el otro extrañado.
s- “Si, amigo, tres coladores!. Déjame ver si lo que me quieres contar, pasa por los tres coladores. El primer colador es la VERDAD. ¿Comprobaste si todo lo que me quieres contar es verdad?..

a- “No lo comprobé…. pero la gente lo dice y…”
s-  Ajá ¡Pero ciertamente lo comprobaste con el segundo colador que es la BONDAD. Lo que me quieres contar, si ya no está comprobado como verdad, por lo menos, ¿es bueno?

a-  ¿Bueno? ¡No eso no, todo lo contrario…!
s- “Entonces, le interrumpió el sabio: “vamos a emplear todavía, el tercer colador, y vamos a preguntarnos, si es necesario que me cuentes lo que tanto, me quieres contar.”

a- “No, no es necesario...”
s- “Entonces”, sonrió Sócrates, “si lo que me quieres contar no es ni verdad, ni bueno, ni necesario, ¡entiérralo!, y no lo conviertas en un peso, ni para vos, ni para mí.

Reflexión: Hablar es fácil, pero CALLAR, requiere prudencia y dominio. Por ello, debemos cuidar las palabras para no herir inútil e injustamente al prójimo. El refrán nos recuerda: “El hombre es dueño de su silencio, pero esclavo de sus palabras”. Por consiguiente, hablemos cuando:

Hablar por rectificar, sea un DEBER. Hablar para defender, sea  COMPASIÓN. Hablar ante
Un dolor, sea CONSOLAR. Hablar para ayudar a otros, es CARIDAD. Hablar con sinceridad, sea RECTITUD. Hablar de sí mismo, sea VANIDAD. Hablar restituyendo fama, sea HONRADEZ. Hablar aclarando chismes, sea OBLIGACIÓN. Hablar disipando falsos comentarios, sea de CONCIENCIA. Hablar debiendo callar, sea necedad. En fin, hablar por hablar, sea realmente un gran VYROREÍ.

La Palabra de Cristo al promulgar su obra redentora, fue amable, atrayente, pero decisiva, penetrante y convincente. Llamó al pan, pan, y al vino, vino sin rodeos y con sencillez. Pero cuando calló, no se defendió contra las infamias, calumnias, acusaciones, injusticias, atropellos y crímenes. Porque es inútil y contraproducente hablar a personas de antemano predispuestas.

El Maestro nos dio los siguientes ejemplos: Hablar oportunamente, es ACIERTO. Hablar frente al adversario, es CIVISMO. Hablar ante una injusticia, es VALENTÍA. Si queremos, ¡podemos ser honestos y valientes! (Fuente: Manual "Vivir con Cristo")

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