martes, 22 de octubre de 2013

VERDAD DE PEROGRULLO


  Ataque a la obviedad

Perogrullo: Verdad o certeza que, por notoriamente sabida, es necedad o simpleza el decirla. Real Academia Española. Paremiología: Tratado de los refranes). Fuente: Wikipedia.

Pedro Grullo, Pedrogrullo, Pero Grullo o Perogrullo es un personaje de la literatura tradicional cuyo origen histórico es de difícil determinación. Su idiosincrasia es la de un personaje cómico, producto de la imaginación popular; pero existen hipótesis e investigaciones que afirman que Pedro Grullo habría existido.

Cualquiera sea el caso, el personaje es identificado en el habla corriente como el primer, o el más famoso, decidor de perogrulladas: sentencias o afirmaciones de contenido tan sabido y natural que es una tontería decirlas.

Cuando alguien dice una cosa tan evidente o tan sabida que resulta una afirmación trivial, suele decirse que dijo una perogrullada. La perogrullada es parecida a la tautología, redundancia o pleonasmo en retórica: una definición tan simple que duplica su misma denominación. (Tautología: Repetición inútil de un mismo pensamiento en términos distintos)

También puede adoptar la forma de una atenuación, por ejemplo, decir que "cuando no hace frío hace calor", o que “en lo lleno no hay vacío” son ejemplos de perogrulladas o simplezas.

Quien inventó el vocablo perogrullada fue Francisco de Quevedo en su libro Los sueños (1622), en concreto en la "Visita de los Chistes", también conocida como "Sueño de la Muerte", donde interviene "el gran profeta" Pero Grullo: "Yo soy Pedro y no Pero Grullo, que quitándome una d en el nombre me hacéis el santo fruta". Y el personaje ofrece diez profecías, a las que Quevedo llama perogrulladas. Sirva de ejemplo esta: 

Andárase con los pies,
volárase con las plumas,
serán seis dos veces tres,
por muy mal que hagas las sumas.

Y nosotros, por aquí, cómo andamos con nuestras perogrullada?, es decir, damos vueltas y vueltas, nos perdemos en y con palabras rebuscadas, sólo para decir algo que resulta, un verdadero “ataque a la obviedad”: Voy a subir arriba; salgo afuera; entrá na adentro, y demás etcéteras de nuestro glorioso portafolio linguístico.

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