Una Sociedad en Constante Contradicción
Mientras se levantan airadas voces
cuando se trata de defender a un animal, la sociedad se calla vergonzosamente ante
un niño indefenso, o se reclama su muerte antes de ver la luz y tener voz para
gritar contra tal ataque despiadado.
En 1970 la Liga para la protección de
animales contaba, sólo en Alemania, medio millón de afiliados, mientras la liga
de protección infantil sólo contaba ocho mil socios.
En Inglaterra la pena económica impuesta
por maltratar a un niño es la mitad de si se trata de un animal. En Estados
Unidos existen cerca de medio millón de cementerios para animales, y un ataúd
para un gato cuesta un dineral, mientras un feto humano es arrojado al tacho de
basura, a una cloaca, o a la misma calle. En Argentina…..
Debemos mentalizarnos de que entre todos
los atentados contra la vida humana, el aborto es el más frecuente: unos 50
millones por año. El aborto ha matado a más personas que todas las guerras o el
cáncer.
NO
AL ABORTO. Aunque
el aborto este legalizado en muchos países, la Iglesia sigue condenando toda
practica abortiva como un crimen horrendo. ¿Por qué razones? Porque:
ES
LA MUERTE DE UNA PERSONA INOCENTE. Por aborto se entiende la
expulsión violenta del feto que está vivo y que no puede vivir fuera del
vientre materno. Científica y moralmente es la muerte de un ser vivo: el feto,
desde su fecundación, está programado, biológica y genéticamente.
“Yo he
puesto delante de ti la Vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la
Vida, y vivirás tú y tus descendientes, con tal que ames al Señor, tu Dios,
escuches su voz y le seas fiel. Porque de ello depende tu Vida…”. Deut. 30,19
CUANDO
LA CIENCIA SE EQUIVOCA…A quienes defienden el aborto cuando se trata de
arriesgar el nacimiento de un niño defectuoso o subnormal, les vendría bien
conocer el siguiente episodio:
Hace unos años, con motivo del proyecto
de legalización del aborto provocado, en Francia, se pidió opinión a una serie
de científicos especializados en la materia. Entre ellos a Jacques Monod, no
hace mucho fallecido, que con Jacob y Lwoff había compartido el premio Nobel de
1965, profesor en biología molecular y autor de importantes trabajos sobre el
mecanismo de la herencia.
La reunión se hizo con periodistas
presentes que se encargaron del interrogatorio. La pregunta hecha a Monod fue
formulada así: “¿Aconsejaría usted el aborto ante el caso de una mujer tuberculosa,
casada con un sifilítico y alcohólico, con importantes taras en los hijos
tenidos anteriormente: el mayor ciego, el segundo con defecto en las piernas,
el tercero con propensión a la tuberculosis, y el cuarto con atraso mental?
¿Piensa que el quinto hijo, ya gestado, no debe nacer? ¿Se debe abortar?
La respuesta fue rotunda: es un caso
evidente de respuesta positiva. “Un minuto de silencio, señores- pidió el
periodista al público-, el profesor acaba de impedir que nazca Ludwig Van
Beethoven”. ¿Qué más pueden agregar los abortistas
anti-vida?
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