jueves, 31 de octubre de 2013

¡SI, A LA VIDA – NO, AL ABORTO!



Una Sociedad en Constante Contradicción
Mientras se levantan airadas voces cuando se trata de defender a un animal, la sociedad se calla vergonzosamente ante un niño indefenso, o se reclama su muerte antes de ver la luz y tener voz para gritar contra tal ataque despiadado.

En 1970 la Liga para la protección de animales contaba, sólo en Alemania, medio millón de afiliados, mientras la liga de protección infantil sólo contaba ocho mil socios.
En Inglaterra la pena económica impuesta por maltratar a un niño es la mitad de si se trata de un animal. En Estados Unidos existen cerca de medio millón de cementerios para animales, y un ataúd para un gato cuesta un dineral, mientras un feto humano es arrojado al tacho de basura, a una cloaca, o a la misma calle. En Argentina…..

Debemos mentalizarnos de que entre todos los atentados contra la vida humana, el aborto es el más frecuente: unos 50 millones por año. El aborto ha matado a más personas que todas las guerras o el cáncer.

NO AL ABORTO. Aunque el aborto este legalizado en muchos países, la Iglesia sigue condenando toda practica abortiva como un crimen horrendo. ¿Por qué razones? Porque:

ES LA MUERTE DE UNA PERSONA INOCENTE. Por aborto se entiende la expulsión violenta del feto que está vivo y que no puede vivir fuera del vientre materno. Científica y moralmente es la muerte de un ser vivo: el feto, desde su fecundación, está programado, biológica y genéticamente.

“Yo he puesto delante de ti la Vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la Vida, y vivirás tú y tus descendientes, con tal que ames al Señor, tu Dios, escuches su voz y le seas fiel. Porque de ello depende tu Vida…”. Deut. 30,19

CUANDO LA CIENCIA SE EQUIVOCA…A quienes defienden el aborto cuando se trata de arriesgar el nacimiento de un niño defectuoso o subnormal, les vendría bien conocer el siguiente episodio:

Hace unos años, con motivo del proyecto de legalización del aborto provocado, en Francia, se pidió opinión a una serie de científicos especializados en la materia. Entre ellos a Jacques Monod, no hace mucho fallecido, que con Jacob y Lwoff había compartido el premio Nobel de 1965, profesor en biología molecular y autor de importantes trabajos sobre el mecanismo de la herencia.

La reunión se hizo con periodistas presentes que se encargaron del interrogatorio. La pregunta hecha a Monod fue formulada así: “¿Aconsejaría usted el aborto ante el caso de una mujer tuberculosa, casada con un sifilítico y alcohólico, con importantes taras en los hijos tenidos anteriormente: el mayor ciego, el segundo con defecto en las piernas, el tercero con propensión a la tuberculosis, y el cuarto con atraso mental? ¿Piensa que el quinto hijo, ya gestado, no debe nacer? ¿Se debe abortar?

La respuesta fue rotunda: es un caso evidente de respuesta positiva. “Un minuto de silencio, señores- pidió el periodista al público-, el profesor acaba de impedir que nazca Ludwig Van Beethoven”.  ¿Qué más pueden agregar los abortistas anti-vida?

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