¿VERDAD OFICIAL?
Uno de los
cuentos en que culmina la maestría narrativa de Roa Bastos es «Borrador de un
informe». La técnica de «Borrador de un informe» es muy compleja. Hay un solo
narrador, pero su narración es doble: una versión de los hechos la destina para
un informe oficial, y esta versión es falsa o parcialmente falsa; la otra
versión es la verdadera (…)
Hay dos
crímenes. Del primero se hace una relación exacta y, del segundo, una relación
falsa. En la versión oficial, el autor del segundo crimen no parece ser ninguno
de los dos posibles culpables, sino una víbora, una «yarará criminal». Pero, en
rigor, el culpable es el narrador mismo, según se desprende de manera
intencionalmente oscura de la segunda versión de los hechos, esto es, de la no
oficial (….)
A propósito, el siguiente comentario: “Verdad jurídica y Verdad real. A menudo, los hechos que traslucen una
situación ilegal se justifican con aquello de que en el campo de la justicia a
la verdad real se contrapone, paradójicamente, la verdad jurídica.
En
puridad, sobre todo en nuestro país, la verdad jurídica se utiliza para
explicar lo inexplicable sobre determinados hechos anormales. Su esencia natural,
que es la de realizar las diligencias necesarias para demostrar con pruebas
contundentes la existencia o no de un ilícito, se desvirtúa por el accionar
humano investido con la túnica de magistrado.
Ocurre
en nuestro país y por eso la gente no cree en la justicia. Acude a ella porque
le impone la necesidad y porque hay todavía jueces que dan un hálito de
esperanza para obtener la reparación de un daño. Lo más grave es que esta verdad
jurídica tiene plena vigencia para los poderosos en desmedro de una sufrida población
(...).
Esta situación expone con claridad el estado de nuestra justicia y no valdrán miles de seminarios, cursos, firmas de convenios y reformas si no se logra la inclusión dentro del ámbito judicial de personas que no solo estén aptas para formular hermosas doctrinas y jurisprudencias, sino que también tengan el impulso necesario para servir con un espíritu patriota que consiste en combatir la impunidad, en obrar con traNsparencia y honestidad al servicio de la verdad, sin que esta tenga apellido”. (Extraído de archivo de Abc -10.10.2004).
Esta situación expone con claridad el estado de nuestra justicia y no valdrán miles de seminarios, cursos, firmas de convenios y reformas si no se logra la inclusión dentro del ámbito judicial de personas que no solo estén aptas para formular hermosas doctrinas y jurisprudencias, sino que también tengan el impulso necesario para servir con un espíritu patriota que consiste en combatir la impunidad, en obrar con traNsparencia y honestidad al servicio de la verdad, sin que esta tenga apellido”. (Extraído de archivo de Abc -10.10.2004).
Lo trágico es que desde hace muchos años
consideramos el hábito de mentir (mendacidad) de los políticos como error
venial…como que así nomá loo ko son los políticos. Como si el po
karé, es decir, estafar, timar, farsante, mentir, es connatural a su
oficio de político.
¿Hasta cuándo seguiremos tolerando “indignados”
sus mentiras, algunas más que evidentes? ¿Hasta cuándo seremos condescendientes
quienes usan – bienes del estado, o sea, nuestro - con fines particulares,
coches, combustibles, teléfonos y demás privilegios con arrogancia y sin ningún
rubor ante la sociedad, a quien dicen servir?
Muchos, todavía dicen
equivocadamente: ¡Qué pió tanto, mientras no nos molesten y no nos robaran
demasiado…! ¿Cuándo despertaremos de nuestra beata somnolencia para tomar
conciencia de que somos nomá loo, una miserable sociedad anestesiada, al no distinguir, o
distinguiendo, una verdad de una mentir, hacemos como que nada pasa?.
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